Seguridad en América | Post

La inseguridad en el sector del transporte y la logística

Tecnología, recursos humanos y legislaciones en los gobiernos trabajando a la par y unificando criterios coordinados

 

Hoy en día, en un mundo globalizado, el sector logístico y el transporte está presente cada día en nuestras vidas. Nuestros clientes necesitan que sus productos lleguen a destino en el tiempo convenido y en buen estado. Desgraciadamente esto que parece de sentido común, no siempre ocurre, si no se adoptan medidas para garantizarlo.
Una ruptura en la cadena de distribución provoca nefastas consecuencias traducibles tanto a costos directos como indirectos. Cada día recibimos noticias de diferentes puntos del mundo sobre robos de camiones, hurtos en las cargas, contaminación de contenedores con sustancias prohibidas, amenazas, atracos a los conductores, secuestros, etc.

Diferencias geográficas
Acostumbrados a trabajar en distintos continentes, observamos que el objetivo de la delincuencia varía de un sitio a otro, y también el modus operandi que emplean para llevar a cabo su objetivo.
En Europa, el interés de los “amigos de lo ajeno” está en el robo de mercancía valiosa y fácilmente comercializable en otros mercados alternativos (tabaco, electrónica, celulares, textil, etc.). Normalmente los delincuentes aprovechan los descansos obligatorios de los conductores para sustraer esta carga sin ejercer violencia hacia las personas.
En Latinoamérica podemos distinguir dos objetos diferenciados: por un lado, robo de carga (electrónica, alimentación, bebidas alcohólicas, etc.), y por otro lado, contaminación de la carga con sustancias ilegales para su “exportación” a otros países y mercados en el otro extremo del globo.
En América Latina el modus operandi es más variado, yendo desde la sustracción de la carga sin conocimiento del conductor —tanto en paradas de descanso, como con el vehículo en marcha—, hasta el robo con intimidación con armas de fuego, el secuestro, las amenazas, chantajes, sobornos, etc.

Tecnología contra legislación
No podemos olvidar que las nuevas tecnologías también son utilizadas por la delincuencia: inhibidores de frecuencia, ciberdelitos, fugas de información, suplantación de personalidades, etc.
Ante estas situaciones el papel que juega la seguridad privada es fundamental. Las legislaciones locales en materia de seguridad privada varían mucho de un país a otro: donde es obligatorio el uso de armas, otros en los que está prohibido dicho uso, algunos en los que el acompañamiento de los camiones se realiza con vigilantes en vehículo ligero de soporte (automóvil o motocicleta), países en los que está permitido que el vigilante viaje como copiloto del conductor, y donde hay que informar a las autoridades con antelación del servicio que se va a realizar (nombres, placas de vehículos, rutas, horarios, etc.).
También los requerimientos del cliente son muy variados y no hay soluciones estándar. Cada cliente tiene una necesidad: tipo de mercancía, valor, ruta (urbana, nacional, internacional, etc.), terrestre, fluvial, marítima o aérea.

Implementación de medidas de seguridad
Las soluciones abarcan de la vigilancia física —presencial— a través del servicio de custodia —acompañamiento en ruta— de mercancía en tránsito, muy arraigado en países como México o Argentina; a la geolocalización, con equipos instalados en el camión para monitorear de forma permanente su ubicación, con los dispositivos ocultos en la mercancía para geolocalizar dentro y/o fuera del camión, con los pulsadores de pánico para los conductores, o hasta con los candados con dispositivos geosatelitales cerrando los portones del camión o contenedores, o la combinación de todas las medidas anteriores. Todo ello con el fin de controlar de manera permanente, bien presencial o remotamente todo el itinerario del transporte, desde origen a destino, ejerciendo un efecto disuasorio fundamental.
No hay que olvidar un trabajo de consultoría o de inteligencia de ruta, previo al inicio del transporte, que analiza la ruta por la que discurrirá el transporte (principal, alternativa, estudiar puntos de parada o descansos seguros, cruces de peajes, fronteras, refugios en caso de incidencia, etc.), y que elabora procedimientos de actuación ante cada una de las posibles incidencias, protocolos de comunicación, etc.
También es fundamental el papel que juegan los departamentos de Recursos Humanos en cuanto a la selección y posterior formación del personal de seguridad que va a prestar sus servicios: exámenes físicos, psicológicos, poligráficos, formación en conducción evasiva, actuaciones en situación de crisis, etc.
Por su parte, los departamentos de Tecnología que están de manera permanente investigando, innovando y buscando las mejores soluciones, siempre por delante de los delincuentes. Pero no podemos dejar de mencionar que en la cadena de distribución, no sólo hay que tomar medidas durante el transporte.
Hay que distinguir cuatro etapas donde la seguridad es primordial para evitar las rupturas que mencionábamos al comienzo de este artículo:

El transporte desde origen, bien sea la fábrica o el puerto o aeropuerto.

Los centros de distribución o logística, destinos intermedios entre origen y fin, donde el control de las mercancías que llegan, se manipulan y salen es primordial, y donde las casuísticas de incidencias son diferentes: fraude interno, fugas de información, hurtos, mermas, etc.

El transporte hasta otros almacenes o los puntos de venta finales, en camiones probablemente de menor tamaño, y más vulnerables, con trayectos más cortos y peligrosos.

La recepción en destino, donde el control de la entrada de mercancía y su auditoría por profesionales debidamente formados, evitarán más de una incidencia.