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Reduciendo las Pérdidas a Través del Due Diligence

En todas las organizaciones, sean grandes o pequeñas, existen diferentes escenarios en los que se puede suscitar una pérdida, éstas tienen un amplio espectro y lamentablemente las más vulnerables son las pequeñas por la falta de controles. Los objetivos que puedan plantearse para reducirlas obedecen a un compromiso multidisciplinario y no es responsabilidad exclusiva del departamento de Seguridad; sin embargo, al considerar que en muchas organizaciones existe una deficiente cultura de seguridad respecto a la prevención de pérdidas, como profesionales de seguridad corporativa, somos quienes podemos liderar el esfuerzo en este espinoso tema de las pérdidas para procurar una reducción palpable, medible y factible de aplicar.

La administración de la seguridad corporativa contempla muchas áreas de responsabilidad, esta administración es sin duda estratégica y provee de muchos insumos a la alta dirección para la toma de decisiones; mientras más completa y oportuna es esta información, mayor valor y protagonismo tiene la gestión de la seguridad en una empresa. Bajo esta premisa, la prevención de pérdidas es también un área estratégica; en varias empresas al departamento de Seguridad lo llaman departamento de Prevención de Pérdidas, o “Lost Prevention” como se le denomina en inglés, es un concepto amplio y podría tomarnos muchas páginas más para para analizarlo a detalle. 

Este artículo pretende describir un importante tema que se enfoca justamente en la “prevención”, es decir gestionar antes que suceda la pérdida; el término “prevención” significa anticiparse a lo que va a venir, el profesional de seguridad debe tener las competencias adecuadas para identificar y asesorar oportunamente sobre los eventos que pueden afectar a una organización, debe estar varios pasos adelante del resto de funcionarios de una organización respecto a la anticipación y lo que mencionaremos aquí viene muy bien para este fin.

Debido a la globalización las fronteras se han desvanecido, el comercio ya no es nacional sino regional e inclusive mundial, cuando una empresa tiene previsto buscar nuevos mercados y por lo tanto asociarse, fusionarse o simplemente contratar nuevos proveedores tanto a nivel local  como global, existe un cierto grado de incertidumbre (factor característico del riesgo) en cuanto a la idoneidad de ese potencial socio/cliente/proveedor. 

El due diligence nos ayuda a reducir a niveles aceptables esa incertidumbre.

¿Qué es el “due diligence”? 

El término “due diligence”, significa “diligencia debida”, viene vinculado al nivel de responsabilidad y previsión que un empresario debe tener, es básicamente el cuidado razonable que una persona ejerce para evitar un daño previsible de otras personas a la gente a su cargo o a sus propiedades. En Estados Unidos, donde existe una ley al respecto, una falla al hacer este esfuerzo podría considerarse negligencia. Más allá de una ley local, en el mundo globalizado el due diligence es considerado como una buena práctica, puede ser aplicado como un servicio si se prevé contratar una consultoría o investigación outsourcing o puede convertirse en una herramienta “in house” que sin duda generará un evidente valor agregado para la organización que la ejecute; a través del due diligence podemos realizar una específica y eficaz auditoría de la  empresa que necesitamos analizar, o puede servir como referencia básica para considerar ciertos factores decisivos en una potencial adquisición, fusión o relación comercial. Dependiendo de la profundidad de la auditoría que se pretenda obtener, este trabajo podría demandar un equipo multidisciplinario, donde el área legal y el área de Seguridad basada en la investigación, cumplen una función neurálgica. Los aspectos que generalmente se cubren en este tipo de trabajos son:

1. Indagación societaria: de sus socios, sucursales, subsidiarias, etc.

2. Indagación económica y financiera: dependiendo de los aspectos legales en el país donde se encuentre la empresa, hay varios niveles en los que se puede acceder para obtener este tipo de información, declaraciones, ingresos, utilidades, endeudamiento, compromisos financieros, etc.

3. Indagacion legal: en función del marco legal en el país de origen, se suele obtener información de litigios, procesos judiciales en los cuales la compañía o sus subsidiarias estén involucradas, si fue demandada o si ésta demandó, así como los resultados de los juicios, es recomendable que la indagación en este ámbito sea al menos de los tres últimos años.

4. Indagación comercial: a clientes, proveedores, verificación de cumplimientos de la empresa como proveedor del Estado si el caso, información respecto a sus productos/servicios ofrecidos.

5. Propiedad intelectual: verificación de la existencia de patentes, marcas, diseños, nombres comerciales, dominios, etc., que se encuentren registrados como propiedad de la compañía analizada, así como la verificación de posibles infracciones en cuanto a este tema. 

6. Indagación laboral: verificación del nivel de cumplimento como empleador, compromisos laborales pendientes, posibles juicios en este campo, existencia o no de sindicatos en la compañía, cumplimiento de las obligaciones de seguridad social y salud, fondos de cesantías, etc. 

7. Indagación tributaria: se basa en la obtención y verificación de las declaraciones tributarias de la empresa, dependiendo del país puede ser factible la obtención de varios insumos, como por ejemplo el impuesto sobre la renta, la retención en la fuente, impuesto sobre las ventas, impuesto predial, etc. Se recomienda igualmente obtener este tipo información de los tres últimos años. 

8. Regulaciones gubernamentales adicionales: de acuerdo con la naturaleza de la compañía o de su industria, puede ser necesario cierto tipo de permisos, licencias ambientales, etc., que sean relevantes o de incumplimientos/violaciones en cuanto a este tipo de obligaciones. Si aportamos con este tipo de indagaciones, a través de una agencia outsourcing o con nuestros recursos  investigativos internos, podemos ayudar a que la empresa en la que laboramos no dé pasos en falso, ni asuma potenciales pérdidas ante una futura adquisición, fusión o relación comercial; con la implementación de prácticas como ésta podemos valorizar cada vez más la gestión de la seguridad corporativa. ¡Debemos dar el salto de la operatividad hacia la estrategia!

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