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Mejorando Habilidades para una Situación de Crisis

Los colegas que se especializan en protección a ejecutivos y manejo de crisis, con su amplia experiencia en reconocidos corporativos y como consultores, saben bien cómo se debe de manejar punto a punto una situación relevante y las consecuencias o impactos que puede tener en personas, los ejecutivos, la sociedad o la misma organización. 

Desde la perfecta identificación de las amenazas y su impacto por métodos cualitativos, hasta el informe final del caso, son pasos que gracias a la misma experiencia y conocimiento en eventos académicos o certificaciones, los profesionales de la seguridad han detectado este tema como uno de los relevantes en su trayectoria laboral. 

La reflexión en este artículo va orientada al desarrollo de habilidades en el manejo de crisis en la parte del capital humano, más allá de los pasos y procesos que sabemos se deben tener cubiertos. Los tips y recomendaciones que nos han enseñado en esta profesión, se utilizan para salir lo mejor librados de una crisis y son experiencias de gran utilidad, como: prepararse, ser oportunos en la comunicación, transparentes, enfocados, políticas claras, tipos de negociaciones y procesos de respuesta, por decir algunos. 

CAPITAL HUMANO

Lo mencionado anteriormente respecto al manejo de una crisis es un proceso enfocado a una acción, evento, circunstancia o hecho impactante pero, ¿qué hay del capital humano, cómo aconsejamos a las personas en sus pensamientos, comportamientos, emociones, respuestas o toma de decisiones? Una crisis genera cambios psicobiológicos en todos los implicados del evento, desde una posible víctima, testigos, colaboradores, miembros del comité de crisis, familiares afectados, altos ejecutivos, negociadores y el asesor o directivo de seguridad. En lo que respecta al directivo de seguridad lo mínimo que debe conocer es cómo desarrollar habilidades para enfrentar estos momentos de alta tensión. 

Los niveles de estrés en sus diferentes etapas generan ansiedad en los individuos y es ahí que debemos saber un poco más cómo funciona nuestro organismo para ayudarnos a tomar mejores decisiones. 

A grandes rasgos dentro del cuerpo humano, por medio de algunos neurotrasmisores que son expulsados por nuestro organismo en situaciones estresantes, es que se hace mitigar los dolores (neurología del dolor). En una pelea a puño limpio, evidentemente los lesionados no perciben la sensibilidad al dolor de los golpes en el momento de la pelea, sino hasta después de un rato que se nivelan los químicos en nuestro cuerpo. 

El síndrome de adaptación general o respuesta al estrés es la etapa en la que una persona que percibe el peligro o amenaza, el cerebro ordena al hipotálamo la liberación de una sustancia conocida como CRF (Factor de Liberación Cortical) que llega hasta la glándula pituitaria y provoca la secreción de opioides. 

Hans Selye, pionero de este término, indica que la respuesta de estrés es una reacción universal del cuerpo ante cualquier clase de amenaza o peligro, desde quemaduras, las bacterias, los “osos” y las malas noticias Asimismo, algunos otros neurotransmisores y endorfinas también están implicados en la efectividad de la atención y conciencia. Generalmente cuando no le prestamos atención a una lesión o herida en el momento y nos fijamos más en la amenaza que tenemos enfrente, en ese momento el dolor es casi imperceptible ya que no le damos importancia a esa herida. 

Si al contrario en lugar de prestarle atención a la amenaza, nos concentramos en nuestro golpe o herida, en ese momento viene un aviso de dolor que hace que nos paralicemos. Mentalmente podemos restar dolores para la supervivencia y se puede hacer de manera voluntaria y efectiva. 

PERCEPCIÓN E INTERPRETACIÓN DE LA AMENAZA

Ya tenga un origen físico o mental, el dolor es registrado en el cerebro a través de un sistema que puede modularlo. El cerebro, está diseñado de tal modo que el alivio del dolor depende de su misma percepción. Como dice la frase: “El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”. El elemento clave de la respuesta del estrés, es más la amenaza o miedo al peligro (algo imaginario), que el peligro en sí mismo. Es una “incertidumbre” que activa el sistema de alarma corporal. Hasta el movimiento más leve de una persiana o un ruido en la noche hace que nos despertemos con el corazón alterado, sin saber qué sucede en realidad.

El nivel de activación cerebral depende de la diferencia existente entre lo que se espera y lo que se encuentra. Generalmente estresa mucho lo desconocido y siempre entraña la posibilidad de una amenaza. En una crisis es importante conocer todos los hechos para que se tenga certidumbre y el organismo trabaje lo mejor posible en la toma de decisiones y los resultados. La interpretación de los hechos diarios y la percepción de éstos es la que provoca el estrés. En un viaje en avión, para un niño es una aventura emocionante, para un hombre de negocios es simplemente un medio de transporte, para el piloto es su trabajo, para una señora puede ser el evento más estresante de su vida debido al pánico a volar. Todo depende de la interpretación, del estado de ánimo y actitud en el momento de ingresar la información a nuestro cerebro. No es que los eventos externos sean realmente estresantes, nosotros los hacemos estresantes o no. 

Entonces cuando en un evento externo, nuestro cerebro valora que es una amenaza, lo convierte en estrés y la atención se vuelve a la amenaza y da vuelta en la mente. Para bajar la ansiedad debemos de encauzar la atención que se tiene hacia la dirección contraria a lo que nos genere dolor, es como dejar de ver la herida para que no duela. 

Hay otros conceptos que no debemos dejar a un lado como son la resiliencia o el coping que muestran las estrategias internas disponibles para hacer frente a las situaciones cual fuere, minimizando el costo psicológico. 

A continuación, se mencionan algunas recomendaciones, con base en cómo funciona nuestro cuerpomente a situaciones muy estresantes: 

• Antes de la crisis elabora muy detalladamente cómo vas a brindar apoyo.

• Realiza ejercicios, simulacros y maneja variados escenarios de crisis. La idea es que no improvises para no generar estrés.

• En la crisis mentaliza que debes tener una percepción de la información objetiva, positiva y no permitir que estados de ánimo nos inclinen a las acciones. Observa el bosque antes de detectar un árbol.

• Conoce la situación, involúcrate, no retrases pasos. Mentalmente minimízala, eres de gran ayuda, busca aprendizajes de lo presentado.

• Genera certidumbre a todos los involucrados en el comité de crisis y afectados.

• Cada vez que divague tu mente, céntrala de nuevo en soluciones reales y positivas.

• Centra tu atención al momento presente, mantén la calma, cada vez que te sea posible respira profundamente para que se oxigene tu cerebro y te mantenga en estado de alerta.

• Será muy común estar pensando en el problema. Concéntrate en lo que haces ya que sin ésta no podrás recordar datos importantes y llevar una buena planeación.

Hay que conocer nuestras reacciones ante situaciones de estrés para tomar mejores decisiones, es tarea de cada uno de nosotros conocernos más para dar mejores soluciones. Un adecuado manejo del evento será como en alguna ocasión lo mencionó un colega: “Manejar una crisis debe ser como el baile”.

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