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TRÁFICO DE ÓRGANOS Y LA DESAPARICIÓN DE PERSONAS

No hay pruebas que sustenten que en México exista una alerta por una “poderosa mafia” dedicada al robo de órganos

En mi experiencia de más de 32 años en la búsqueda de personas y 25 años en la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, A.C., cinco en el proyecto Encuéntrame, no he tenido un sólo caso registrado de tráfico de órganos. 
Lo descarto por tres razones:

Un órgano tiene un ciclo de tiempo para ser transplantado (horas), por eso vemos que siempre cuando llega un helicóptero o ambulancia aérea con un órgano, se cierra la calle, se coloca una ambulancia terrestre y patrullas, se traslada el órgano al hospital (cercano), donde está el receptor del mismo, con estudios previos de compatibilidad. 
A veces ni entre familiares es compatible un órgano para su trasplante. 
Tiene que ser un cirujano transplantólogo para realizar la operación, en un lugar especial que reúna los requisitos necesarios de higiene para tal efecto, con material quirúrgico especial.

Por lo que creo que es leyenda urbana lo que dice la gente: “El primo de un amigo se fue de antro y lo emborracharon y drogaron, apareció en un hotel sin un riñón, en una tina con hielos y con dinero”. “Yo supe de un camión de Danone que traía niños sin órganos y congelados”, esta leyenda lleva más de 30 años circulando. 
No descarto que pueda haber tráfico de órganos, pero no tengo datos o testimonios reales. Sólo tuve conocimiento de un artista al que acusaban de tráfico de órganos, pero en realidad se trataba, según lo señalaban, de que se brincó la lista de espera.