Crisis de corrupción: el crimen organizado en las instituciones del Edomex.
La “Operación Enjambre” expone la penetración del crimen organizado en estructuras de seguridad y gobierno en el Estado de México. A pesar de las detenciones de funcionarios, el reto es desmantelar las redes de complicidad desde los altos mandos para combatir este problema estructural.

En el Estado de México, la infiltración del crimen organizado en las instituciones de seguridad y gobierno ha alcanzado niveles alarmantes, como lo demuestra la reciente “Operación Enjambre”. Este operativo, liderado por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJ Edomex) en coordinación con la Sedena, Semar, Guardia Nacional y autoridades federales, resultó en la captura de siete funcionarios vinculados con grupos delictivos.
Entre los detenidos destacan María Elena “N”, alcaldesa de Amanalco; Rodolfo “N”, Director Operativo de Seguridad y Prevención Ciudadana de Ixtapaluca; y Eraclio “N”, Director de Seguridad de Tejupilco, junto con otros mandos municipales. Estas detenciones, aunque significativas, dejan en evidencia el problema estructural: la corrupción que permea desde los niveles más bajos hasta los más altos del poder.
Un problema complejo
La presencia de “vasos comunicantes” entre los criminales y altos mandos estatales y federales profundiza la crisis. La sociedad exige que estas acciones no se limiten a castigar a funcionarios menores, sino que se avance hacia investigaciones serias contra los responsables de alto nivel que permiten y protegen estas redes.
¿Cambio real o medida temporal?
Aunque la “Operación Enjambre” evidencia la capacidad de coordinación entre instituciones, también genera dudas sobre su alcance. El desafío está en garantizar que esta no sea una acción aislada ni una estrategia de corto plazo.
Para combatir de manera efectiva la infiltración criminal, es esencial:
1. Investigar a altos funcionarios: Ir más allá de los mandos medios y actuar contra quienes encabezan estas redes de corrupción.
2. Fortalecer las instituciones: Implementar mecanismos para prevenir la infiltración del crimen organizado en estructuras políticas y de seguridad.
3. Mantener la transparencia: Informar claramente los avances y resultados de las investigaciones para generar confianza en la ciudadanía.
El caso del Estado de México es un reflejo de la crisis nacional en materia de seguridad y corrupción. Para transformar esta realidad, las acciones deben ser integrales y sostenidas, desmantelando no solo las células criminales, sino también los lazos que las protegen desde las propias instituciones.