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Las características de UN BUEN SUPERVISOR DE SEGURIDAD

Para ser líder son necesarias diferentes cualidades pues no cualquier puede asumir este papel

En este segundo texto comparto algunas características que los supervisores de seguridad, deben cumplir. Me gustaría comenzar señalando los atributos que deben tener éstos para que realicen un buen trabajo: 

Empatía en el equipo y roles: el supervisor de la seguridad deberá lograr un funcionamiento y buena comunicación con todo su personal a cargo, motivando a establecer una buena relación laboral y personal, con actitud positiva. 

Visualización: tener la capacidad para determinar los objetivos deseados, convirtiéndose en un buen líder, creando un equipo de seguridad confiable, donde no prevalezca el protagonismo y si la eficiencia colectiva. 

Motivación: uno de los elementos más importantes del supervisor de la seguridad es la motivación que tenga en el grupo de elementos a su cargo, invitándolos a todos a que participen con lluvia de ideas, sugerencias o acciones que permita que la seguridad se incremente constantemente. 

Capacitación grupal: la seguridad al igual que cualquier otra actividad o especialización, sufre cambios constantes, la delincuencia se moderniza, desarrolla nuevas estrategias, el personal de las empresas adquiere conductas antisociales y las amenazas y los riesgos cada día son mayores, por lo mismo el crear programas de capacitación constante se vuelve una necesidad y el no encontrarse actualizado representa un riesgo que impide que se establezca una seguridad adecuada. 

Independientemente de los atributos anteriores, también el supervisor de la seguridad debe contar con cualidades como: 

  • Fuertes habilidades de comunicación verbal y escrita. 
  • Excelentes habilidades interpersonales. 
  • Experiencia y profesionalismo en seguridad como parte obligatoria de su cargo. 
  • Capacidad para mantener la calma en situaciones difíciles. 
  • Ser confiable, honesto e íntegro. 
  • Contar con la capacidad para utilizar su iniciativa y ser adaptable a los diferentes retos que se le presenten. 
  • Automotivado, con un enfoque dispuesto y amable. 
  • Capacidad para trabajar de manera eficaz y constructiva con todo su personal. 
  • Excelente estado general de salud, con un buen nivel de condición física. 
  • Ser flexible en determinadas situaciones y drástico en otras. 
  • Capacidad para responder de manera adecuada ante cualquier emergencia. 
  • Habilidad para evaluar una situación con rapidez y proponer soluciones adecuadas principalmente en estados de crisis. 
  • Saber evaluar con oportunidad las nuevas amenazas y los riesgos que se presenten. 
  • Evaluar las tácticas de operación establecidas y realizar las adecuaciones necesarias cada que se requiera. 
  • Mantenerse actualizado en técnicas, tácticas, estrategia, evaluación y administración del riesgo. 

Conclusión 

Un supervisor de la seguridad debe ser un buen líder, como conductor de hombres con funciones de seguridad, consciente de que lo más difícil en el desarrollo del proceso administrativo es el manejo de personal como individuo, en virtud que una situación emocional requiere; las capacidades necesarias para resolver los problemas de raíz y establecer rápidamente entendimiento y confianza. 

Requieren facultades tales como saber escuchar, ser capaz de persuadir con una recomendación, así como conocerse a uno mismo y ver las cosas en perspectiva para poder ser la persona en que todos los subordinados van a confiar. Las conclusiones de un importante estudio realizado a cientos de ejecutivos para medir su capacidad de liderazgo, se encontró que los dos rasgos más comunes fueron: 

Rigidez. Eran incapaces de adaptar su estilo a los cambios de la nueva cultura orgánica o aceptar y asimilar la crítica constructiva sobre las características de su persona que debían cambiar. No sabían escuchar ni aprender. 

Malas relaciones. El factor mencionado más a menudo: ser demasiado ásperos en la crítica, insensibles o exigentes, al punto de enemistarse con las personas que trabajaban con ellos. 

Estos rasgos resultaron ser desventajas determinantes incluso para funcionarios brillantes, dotados de gran pericia técnica y alto coeficiente intelectual. Lo opuesto a la rigidez es la adaptabilidad, es decir, la agilidad en el liderazgo, la habilidad para trabajar con diferentes estilos y con gente de todos los niveles orgánicos. 

El modelo a seguir 

El supervisor de la seguridad en beneficio de su capacitación técnico-profesional debe sentir avidez por penetrar en el pensamiento de los grandes conductores táctico policiacos del pasado para seguir un modelo, entendiendo la conveniencia del perfeccionamiento de su propia personalidad. 

Hay que tener presente que en la vida de hombres que no fueron primeras figuras y de otros que actuaron en modestas esferas, suelen encontrarse prendas morales dignas de ser imitadas y cuyo ejemplo servirá, por lo menos para reafirmar las que se tenga la fortuna de poseer. 

Por tal motivo no existe un sólo modelo a seguir, el que uno mismo debe crearse para contar con su propio modelo y personalidad de ejercer el liderazgo para ser auténtico y saber sobresalir en la función. 

Quien experimenta el noble afán de adquirir conocimientos, recuerde que hay otra sabiduría: la que permite proceder en la vida con acierto y sobre todo con prudencia; entendiendo está como poder discernir entre lo bueno y lo malo para seguir lo primero y apartarse de lo segundo. 

Quien participa en la formación del “jefe”, no sólo debe sembrar en la mente de éste, sino también en su espíritu y en su corazón puesto que ambos desempeñan un papel fundamental en la vida del supervisor de la seguridad. En dicha tarea formativa, tendrá presente que “el jefe” debe unir a sus conocimientos profesionales, el conocimiento del mundo y de la vida, que el mando hace indispensable porque el “jefe” no ha de vivir aislado en la torre de marfil de sus tareas netamente profesionales, sino en estrecha relación con sus subordinados y la comunidad de la cual forma parte. 

La personalidad del supervisor de seguridad 

Un objetivo básico y permanente en la formación de la personalidad de un supervisor será despertar, acrecentar, perfeccionar y fortalecer una conciencia clara y exacta de la trascendente responsabilidad que en escala creciente habrá de corresponderle a lo largo de su carrera, como integrante de los cuadros de mando de una organización, cuya razón de ser es la protección de los bienes humanos y materiales de la empresa a la que presta sus servicios. 

Se ha dicho, sin duda con toda razón, que en algunas de las actividades humanas, el verdadero profesional no es aquel que vive de la profesión, sino el que vive para la profesión, por lo que la calidad de cualquier organización depende de la calidad de sus dirigentes y, a su vez, la calidad de los dirigentes depende de la de los mandos medios en los que descansan gran parte de sus funciones, entre otras la de supervisión. El imperativo que surge de tal axioma es obvio: dirigir el centro de gravedad de la preparación de la organización a la formación de un grupo de supervisores de la seguridad de la más alta calidad.