MANCHAS NEGRAS DE BRASIL
Las crisis y los conflictos del siglo XXI tendrán cada vez más actores no estatales como protagonistas. En ese escenario, se destacan los terroristas y las facciones de crimen organizado
A tono con la evolución de los tiempos, en 2006, el profesor de Virginia University, Bartosz Hieronim Stanislawski, creó el término “Black Spots” (manchas negras) para identificar las regiones que se ubicaban geográficamente dentro de los Estados, pero éstos carecen de la capacidad de controlarlas. Similar a lo que sucede con los Estados fracasados, estas áreas pasan a irradiar violencia, corrupción y delincuencia.
Dotado de dimensiones continentales, Brasil tiene cerca de 17,000 kilómetros de frontera terrestre con otros países y un litoral de cerca de ocho mil kilómetros. Una extensión territorial como esa asociada a la mala gestión de seguridad pública y defensa termina favoreciendo la existencia de inúmeras manchas negras al interior que se pueden clasificar como rurales y urbanas.
Entre las manchas negras rurales se destacan las tierras indígenas, los campamentos del Movimiento de los Trabajadores sin Terra (MST) y la minería ilegal. En estas áreas podemos identificar los principales problemas:
- Narcotráfico - limítrofe con los países que son principales países productores de marihuana (Paraguay) y de cocaína (Perú, Bolivia y Colombia).
- Extracción minera - evasión de divisas, lavado de activos, control de la minería ilegal y de las empresas extractivas.
- Indígenas - demarcación territorial (instrumentalizada por ONG extranjeras y otros grupos de interés), patrimonio cultural y autodeterminación.
- Extracción incontrolada - madera, pesca, caza y hevea;
- Organizaciones no - gubernamentales - objetivos homocéntricos y financiamiento externo.
- Medio ambiente - degradación y biopiratería.
- Asuntos agrarios - impacto ambiental X productividad.
- Terrorismo - alianza con la guerrilla, el narcotráfico y la extracción ilegal.
Como ejemplo de una situación que sucedió en una mancha negra rural, se puede citar el lamentable incidente de la explotación ilegal de diamantes en la Tierra Indígena Roosevelt que comprendía conexiones y financiamiento de la campaña electoral de políticos locales y contrabando de piedras preciosas. El caso solo recibió atención pública en 2004, cuando los garimpeiros, es decir los mineros ilegales que terminaron siendo sometidos a trabajo esclavo, fueron masacrados por los indígenas porque ya no aceptaban más esas condiciones y se rebelaron contra los indígenas. Ya las manchas negras urbanas más características podrían ser:
- Las poblaciones pobres (y similares).
- Las cárceles.
No es raro que haya integración entre estos dos segmentos rural y urbano. Por ejemplo, existen cuadrillas que roban y hurtan en las ciudades y que se esconden en tierras indígenas, donde la policía tiene restricciones legales de ingreso. Normalmente se asocian los dos segmentos y comparten el producto del delito.
Violencia en cárceles
Desde el inicio de este año, las redes sociales han diseminado imágenes de violencia extrema dentro de las cárceles y la prensa ha mostrado los principales sucesos de esta crisis del sistema penitenciario que ya es antigua, pero sólo ahora alcanzó visibilidad.
Hace mucho tiempo que el Estado perdió el control del sistema penitenciario a favor de las facciones de delincuencia organizada en todo Brasil. La situación es tan fuera de lo común, que ya hace algunas décadas que el Estado depende de esas organizaciones delincuenciales para mantener ese frágil equilibrio del sistema de carcelario.
Hace cinco meses hubo una ruptura en la alianza de 25 años entre el Comando Rojo y el Primer Comando de la Capital (PCC). El acuerdo cubría, básicamente, protección para los miembros que estuvieran dentro del sistema penitenciario y la adquisición de drogas y armas. Como primeros síntomas, se desencadenaron disputas territoriales sobre la venta de drogas, que tuvo lugar en Rio de Janeiro y al menos 18 detenidos en prisiones de Rondonia y de Roraima fueron asesinados y algunos degollados.
En el Siglo XVII, el filósofo Thomas Hobbes afirmó que la tendencia del ser humano es vivir en un “estado de naturaleza” de manera autodestructiva. Para garantizar la sobrevivencia del grupo, hay una cierta especie de “pacto social”: renunciar en nombre de la seguridad. Es por eso que, normalmente las personas que entran al sistema penitenciario se adhieren a las facciones para asegurar su sobrevivencia. Con ese sistema, los líderes de las facciones que controlan las instituciones penitenciarias logran evolucionar hacia un “estado de sociedad”, como forma de “domesticar” la convivencia entre los integrantes.
Luchas entre líderes
Además de la disputa sobre el liderazgo de Brasil, también se podía anticipar una disputa por los mercados abastecedores y por el espacio colombiano, con la posible firma de un acuerdo entre los líderes de las FARC y el gobierno de Colombia.
Identificamos que esos choques de interés comerciales y la deflagración de una guerra abierta, dentro y fuera de las prisiones, entre el Comando Rojo y el PCC terminan por materializar la visión del militar estratega prusiano Carl Von Clausewitz en el siglo XIX en que “la guerra no es nada más que la continuación de las relaciones políticas por otros medios”.
El escenario brasileño de disputa de poder entre el Comando Rojo y el PCC ha comprendido realizar alianzas con facciones delincuenciales regionales, como si fuera una especie de franquía. De esa forma, algunas organizaciones delictivas alcanzan una influencia más elevada a y una mayor capacidad de reclutamiento por su condición de pertenecer a una organización mayor y más poderosa. Ese mismo proceso se puede identificar en el contexto del terrorismo yijadista internacional en que Al Qaeda y el Estado Islámico han llevado a cabo procedimientos similares en construir alianzas con organizaciones terroristas locales en países musulmanes de África y del Oriente Medio.
El contexto descrito anteriormente lleva a cuestionar la percepción de que no todos los Estados tienen una capacidad plena de proyectar poder dentro del propio territorio y garantizar con ello su soberanía. El peligro de ese escenario se agudiza cuando esas malas gestiones gubernamentales pueden llegar a poner en peligro la seguridad internacional y llevar a cuestionar la soberanía nacional.