CONCIENCIA SOCIAL, EL CAMINO DE RAÍZ A LA SEGURIDAD HUMANA
En tiempos de la pandemia, la sensibilidad humana ha estado a flor de piel y nos han venido tantas interrogantes, muchas de ellas desde lo más profundo. Una de ellas es cómo lograr un mundo mejor y más seguro. ¿Por qué las naciones que llamamos “desarrolladas” tienen índices de delincuencia y violencia mucho más bajos que las naciones en vías de desarrollo?
Pues bien, desde mi punto de vista y después de tener la oportunidad de visitar y de vivir en diversos países y ciudades, considero que la verdadera prevencion está en los hogares y en las etapas tempranas, en cada uno de nosotros, en la raíz de la sociedad.
Todo delito grande comienza por uno pequeño y uno de los principios fundamentales es “si no es tuyo es de alguien”.
La educación en el hogar es toral. La siembra temprana de valores, principios éticos y morales, de predicar con el ejemplo, hace la diferencia en las sociedades. Si logras esto, aunque las personas tengan la oportunidad de cometer ilícitos o faltar a su ética, sus principios fundamentales no se lo permitirán, e incluso, ni siquiera les pasará por la cabeza hacerlo. Esa es la diferencia entre una sociedad desarrollada y segura, de otra que no lo es.
En tiempos de pandemia estuve viviendo en Austria, una de las naciones más civilizadas. Por razones familiares estoy cada año una temporada en ese país, pero ahora pude vivirlo más como mi hogar y no como turista. Tuve una inmersión total en su cultura de seguridad. Salir de la casa y caminar hacia el bosque donde me encontré mujeres paseando solas sin ningun temor, saludando a quienes encontraban. Caminar al borde de un río y encontrar carreolas, bicicletas y otros objetos de personas que fueron a divertirse al río y dejarlas ahí por horas sin ninguna preocupación hasta su regreso. Ver a los niños caminando o divirtiéndose en la calle solos, amables, saludando. Conducir un vehículo y como un poema, todos respetando la velocidad de la vía, cada quien en su carril según su velocidad, el cláxon ni siquiera recuerdo si lo escuché una vez. Estar formado en el supermercado y todos respetando su distancia y pensando en el de enfrente. También un respeto total a las autoridades y sabiendo que si violas alguna regla, la posibilidad de obtener una reprimenta es muy alta, la policía va a hacer su trabajo.
PEQUEÑOS CAMBIOS, GRANDES DIFERENCIAS
¿Estamos predicando con el ejemplo al interior de nuestras familias? ¿Por qué nos rehusamos a tener un mundo mejor? ¿Piensas que no ha sido así? ¿Algunos recordarán en México la renuencia que hubo de parte de la sociedad, con la instalación de radares de velocidad, el uso de grúas y el endurecimiento de las leyes de vialidad? Estas son sólo algunas pinceladas de un tema que pudo ayudarnos a ser más civilizados; sin embargo, con la excusa de la corrupción presionamos tanto como sociedad hasta lograr que el gobierno las suprimiera.
Comencemos con los básicos, con aquellos temas pequeños, pero que causarán un gran impacto y una diferencia en la sociedad. ¿Cómo? Siendo pulcros, respetuosos, tolerantes y solidarios. Respetando los señalamientos de tránsito, no tirar basura en las calles, dejando de comprar piratería, no consumir lo robado, haciendo a un lado la cultura de la transa y del ”agandalle”, del oportunismo, dejando de ser parte de la corrupción y evitar consumir drogas, por citar algunas acciones. Estoy seguro que somos más los buenos, los que soñamos con un mundo mejor. Decía Edmundo Burke: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que los buenos no hagamos nada”.
En un momento de conciencia profunda escribí: “Nuestras acciones individuales tienen trascendencia social. Sé impecable en tu actuar”. En el pasado como sociedad hemos sido ejemplo de unión y de solidaridad ante las grandes tragedias, ¿por qué no hacerlo un hábito y un estilo de vida? Así es como trabajan las naciones desarrolladas, en el respeto permanente de su sociedad, no sólo hacia las leyes, sino hacia las personas. Hagamos cada uno la parte que nos corresponde.
Espero que de lo positivo que traiga esta crisis, sea una mayor sensibilidad de la humanidad. El amor y la compasión son raíces de la seguridad humana. De ahí emana todo. Si comenzamos por los básicos y a revisar de fondo el tema, tendremos la solución.
¿Parece utópico verdad? Pero conozco naciones que han trabajado intensamente en ello, con estupendos resultados. Te invito a que hoy lo hagamos. Pero comencemos ya, desde nuestras casas y en nuestras familias. La elección es de cada uno de nosotros.