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Seguridad para Logística, Soporte Vital para la Prosperidad Social

La logística cumple lo que se puede considerar como una función de soporte vital básico para la sociedad, similar a la que desempeña el sistema circulatorio en el cuerpo humano, ya que así como éste se encarga de llevar los nutrientes hasta cada célula para sustentar su existencia y funcionamiento, los sistemas de logística se encargan de llevar los bienes desde los centros de producción hasta el último nivel de los puntos de consumo en toda la estructura del “cuerpo social”, con el mismo propósito de sustentar su existencia y funcionamiento. 

En este orden de ideas, se puede proyectar como premisa de éxito para estos sistemas, que los bienes lleguen a dónde, cómo y cuándo deben de llegar a fin de preservar los parámetros de valor intrínsecos por su utilidad de forma (cómo), espacial (lugar) y temporal (cuándo). Todo ello sin perder de vista que la operación debe desarrollarse como una actividad productiva, esto es que genere una expectativa de beneficios, en particular de índole financiera, lo suficientemente atractivos para mantener un interés de negocio. 

Para estos efectos se tiene que las perspectivas de factibilidad (que sea posible hacerlo) para el negocio de la logística están determinadas por las facilidades de infraestructura disponibles, lo que se refiere a recursos como las vías de comunicación en general tales como autopistas, caminos y puentes, que competen a la esfera de las responsabilidades  institucionales del Estado, así como apoyos operativos como las estaciones de suministro de combustible y de servicios técnicos, que en general se enmarcan en el ámbito de la iniciativa privada.

Por su parte, lo que se puede considerar como las perspectivas de viabilidad (que sea conveniente hacerlo) para el negocio de la logística están determinadas por las posibilidades de beneficio que se podrían obtener de su operación que por lo regular corresponden, bajo una óptica mercantil, entre otros aspectos a la rentabilidad del mercado en los puntos de destino. Para ello, uno de los principales factores que inciden en este aspecto, es la cuestión de la seguridad, ya que en última instancia determina quién obtiene los beneficios de este negocio. 

En este contexto se tiene que, como cualquier otra actividad productiva, la cadena de valor de la distribución de bienes, desde los centros de producción a los de consumo, en la que se integran los sistemas de logística, debe proyectar un perfil de beneficios que lo hagan atractivo, para lo cual es crucial que dichos beneficios los reciban quienes invierten los esfuerzos y recursos en la operación, a fin de preservar su interés y sobre todo su participación en el negocio.

Y en este contexto el propósito de la seguridad consiste precisamente en asegurar que cada quien reciba lo que le corresponde o le pertenece. Aunque en principio la seguridad es una responsabilidad institucional del Estado, lo mismo que proveer las facilidades de infraestructura, la realidad es que las capacidades institucionales suelen presentar perfiles de carencias, deficiencias e insuficiencias que limitan sus perspectivas de cobertura y efectividad, por lo que se hace imprescindible la aportación de los participantes a fin de compensar y complementar las limitaciones institucionales antes descritas, sobre todo cuando responden a intereses muy particulares que trascienden el interés colectivo. 

Prevención, reacción y remediación 

Es importante destacar que el alcance de la seguridad para logística no debe limitarse a protección de los medios, según la óptica de los seguros, sino que debe ampliarse a la protección del negocio, es decir de los beneficios, en virtud de que las empresas, y las comunidades en general, crecen y progresan obteniendo ganancias, no cubriendo pérdidas. Porque siempre habrá alguien que obtenga los beneficios de la comercialización de los bienes, ya sean los participantes en la cadena de valor o la delincuencia que pudiera sustraerlos, ya que siempre habrá consumidores interesados en adquirirlos. 

Por ello, lo más conveniente es que la dimensión de las medidas y previsiones de seguridad para la logística se derive de dos cuestionamientos: ¿cuánto vale lo que se quiere proteger?, y ¿cuánto cuesta protegerlo?, pero considerando como lo que se quiere proteger no es el valor de los medios o los mismos bienes, sino el valor del negocio que se puede hacer si se disponen de los medios, los transportes (la diferencia de tener o no con qué responder cuando se requiere), y/o las ganancias que se podrían obtener por vender los bienes y conservar su mercado. 

Finalmente, para propósitos de efectividad, el perfil de funcionalidad de las medidas y previsiones de seguridad para logística debe considerar tres vertientes de enfoque: de prevención para evitar que se presenten las condiciones de riesgo, y que responden a un escenario de posibilidades (me pueden robar); de reacción para detener y/o revertir daños, y que responden a un escenario de hechos en proceso (me están robando); y de remediación para restablecer o restaurar las “condiciones de normalidad” ante los daños ocasionados, y que responden a un escenario de hechos consumados (me robaron). 

En consecuencia se puede establecer que proteger la existencia y funcionamiento de los sistemas y mecanismos de logística en el contexto interdependiente de las sociedades globales de la actualidad, se debe considerar no sólo como una cuestión prioritaria, sino de relevancia crítica, ya que constituyen un recurso vital para la sustentabilidad de las perspectivas de bienestar y prosperidad para todos los niveles de comunidades, desde las grandes y cercanas hasta las más pequeñas y recónditas, que en conjunto conforman lo que se puede describir como el “cuerpo social”.