Seguridad en América | Post

El Testigo Digital

Un mundo nos vigila

¿Sabía usted que las imágenes son datos apelmazados y organizados de manera que sean reconocidos al ojo como imágenes y que la relación entre ojo y memoria a corto plazo es tan volátil que cualquier imagen en el caso del cerebro debe ser asociada a algún hecho o situación específica para que pueda ser recordada al 70 por ciento? 

Se preguntará: ¿para qué me sirve saberlo? 

Pues bien, como las imágenes son datos y son cuantificables, es decir cumplen con los principios básicos de certidumbre o de incertidumbre, pues son ahora “las imágenes en tiempos de la inseguridad” (parafraseando una novela del gran escritor Gabriel García Márquez ) y son en gran medida responsables de la certidumbre jurídica de los hechos y esto abarca cualquier ámbito, ¡pero no siempre fue así!

Hace algunos años, un cliente de la consultora donde trabajé tuvo la mala fortuna de sufrir un robo por parte de un empleado de recién ingreso, evento captado por las cá- maras de seguridad que en ese tiempo eran de 33 pixeles y diríamos en este tiempo “ya la hizo” pero, la realidad es otra. En aquel tiempo existió una denuncia penal tal cual lo exigía la ley y el abogado (con 20 años de experiencia como ministerio público) que la llevó a cabo era pesimista y desde nuestro punto de vista como consultores decíamos que ya era un hecho que el empleado mal intencionado iría directo a la cárcel, lo cual no fue así ya que salió libre ese mismo día por una sencilla razón, las evidencias fotográficas y videográficas no cumplían con el peso y resolución de un archivo digital actual, y no es porque de facto fuese así, sino que los ministerios públicos no estaban capacitados para debatirle al delincuente cuando él le decía: “el que aparece ahí no soy yo, se parece a mí, pero no soy yo”.

Así como lo lee, y ¿qué cree? Que el ministerio público lanzaba un gran muletazo, suspiraba y volteaba a ver al abogado pidiéndole que demostrara que el ahí presente era el mismo de la foto o la video filmación; para lo que el abogado levantaba las manos al cielo, exclamaba palabras en un idioma raro, pero comprensible a mentes avanzadas en temas de groserías y lenguaje común. Pero, al día de hoy, la evolución de la tecnología nos ha ido favoreciendo, ya que ha sido pieza fundamental para resolver casos extremos como un secuestro y asesinato, una simple video cámara con un DVR en donde se almacenan por lo menos dos terabytes de información, fungió como testigo silencioso, pues con base en los datos obtenidos del dispositivo, se logra poner en evidencia a los delincuentes.

El futuro de la tecnología

Un ejemplo desafortunado en nuestro país fue el de una joven que apareció sin vida para lo que el testigo digital (video cámara) evidenció que llegó a su casa por medio de un transporte, pero el conductor de dicho vehículo la asesinó, por lo que ella nunca pudo salir del vehículo. 

Este hecho quedó grabado y gracias al dispositivo tecnológico se pudo hacer justicia de manera más certera y pronta. Lo que se puede resaltar también de este suceso es que gracias a la  inversión particular, se pueden resolver casos de seguridad pública. Podría decirse que en México existe un rezago importante en materia de seguridad electrónica, de acuerdo con algunos estadistas, en México se instalaron dos cámaras por cada mil habitantes, mientras que en países avanzados existen 120 cámaras por esos mil. 

En América Latina la adopción de esta tecnología ha ido incrementando, pero y entonces ¿hacia a dónde vamos? Afortunadamente en los últimos años se han vislumbrado esfuerzos por parte de los gobiernos para incrementar el número de video cámaras para ampliar la cobertura de visibilidad, pero no han sido suficientes, y estamos ante un reto importante, la implementación de una estrategia que personalmente llamaría “firewall humano”, es decir, implementar una estrategia de zonificación y delimitación de los perímetros de cada colonia, delegación, municipio, estado, basados en un análisis serio e inteligente de movilidad y flujo de personas que no es muy fácil de concebir en espacios públicos, pero para ello solo falta la “voluntad” e interés de llevarlo a cabo, pues bien sabemos que no se estarían evitando sucesos lamentables, pero si estaríamos contribuyendo en algo, puesto que los delincuentes la pensarían más antes de llevar a cabo alguna acción perjudicial hacia la ciudadanía, pues siempre estarían bajo la mira del testigo silencioso: la tecnología.