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Cuando la Corrupción Sigue Infectando el Sistema

Reflexiones sobre la ética y moral en una coyuntura de corrupción muy difícil por la que atraviesa el Perú, un Sistema Judicial debe ser eficiente, transparente y predecible, en nuestro Sistema Judicial no se dan mayoritariamente estos tres atributos, en los últimos años el país ha sido testigo de dictámenes o sentencias escandalosas y no pasaba nada, la corrupción era un secreto a voces donde no existían pruebas, ahora con el destape de los audios y algunas grabaciones ya se está conociendo la verdad que es una verdadera vergüenza. 

Concuerdo plenamente con el Editorial del diario “El Comercio” del pasado sábado, 14 de julio, cuando señala que poco cabe esperar de los magistrados, si los encargados de nombrarlos, ratificarlos o destituirlos, muestran un estándar profesional y ético tanto o más penoso, algo urgente que tiene que trabajar la Comisión recién conformada por el Ejecutivo es cambiar el pernicioso sistema de elección del Consejo Nacional de la Magistratura, el sistema está infectado y, lo más grave, sus integrantes están reacios a dar un paso al costado, la solución está en las manos de nuestros actores políticos, se tiene que realizar una total reestructuración de nuestro sistema político, ello en beneficio de la institucionalidad del país, señalando que hay que tener mucho cuidado ya que sus reemplazantes sean mejores. 

Empezaré señalando que este artículo no es ni un plagio ni una copia, fue escrito por mi hermano Aldo Ortiz Anderson, director de Aprosec (Asociación Pro Seguridad Ciudadana del Perú) y consultor internacional sobre políticas públicas, los invito ahora que está en vigencia plena a leerlo. ÉTICA, MORAL Y VALORES La ética proviene del griego “ethikos” cuyo significado es “carácter”. Tiene como objeto de estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la filosofía moral en la Grecia clásica y su desarrollo histórico ha sido diverso. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como “malo”, “bueno”, “correcto”, “incorrecto”, “obligatorio”, “permitido”, etc., referido a una acción o decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. De este modo, se están estableciendo juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: “Ese político es corrupto”, “Ese hombre es impresentable”, “Su presencia es loable”, etc. 

En estas declaraciones aparecen los términos “corrupto”, “impresentable” y “loable”, que implican valoraciones de tipo moral. La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que desde pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas, y de hecho, siempre somos afectados por ellas en forma de consejo, de orden o en otros casos como una obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la conducta humana. 

Si bien considero la ética no es universal ya que depende de cada individuo, cada cultura, ¿es acaso entonces permisible cualquier comportamiento como la corrupción, la infidelidad y la farsa que algunos montan o montamos en nuestro universo personal? Creo que una primera restricción está en la libertad, la misma que termina en cuanto doblega, maltrata, coacciona la libertad o bienestar de otros, no obstante el camino del “deber ser” es casi siempre olvidado, es más fácil seguir el placebo de la riqueza, del placer, de obtener lo que uno quiera, el “deber ser” lleva a sacrificios, a poder entender que existen límites basados en los efectos de nuestros actos en los demás, no se puede ser rico a costa del pobre, seríamos aún más pobres y pobres de espíritu, no se puede en el nombre del amor llevar una doble vida sólo para satisfacer nuestros deseos o carencias, únicamente tomaríamos el nombre del amor para envilecerlo con nuestra miserable perspectiva, no podemos en general pensar que los valores son objetivos para los demás y subjetivos para nosotros. EL DEBER SER El camino del “deber ser” es un camino muy complejo ya que no nos exige que tomemos decisiones de valor moral por ser obligación le restaría todo merito, debería ser consecuencia de nuestro propio convencimiento. 

Crear una propia conciencia ética es imprescindible ya que con base en ésta se construirá la moral de nuestras familias, nuestro entorno, y finalmente de la sociedad en su conjunto. La carencia de valores en cada uno de nosotros hace que seamos impredecibles, y esto genera una sociedad caótica, ya que la predictibilidad es la base de la confianza, debemos acaso tratar de entender nuestra naturaleza, buscar en el fondo de nosotros para saber si podemos ser predictibles en nuestras conductas, la respuesta es “sí” ya que este simple ejercicio sería para algunos verse en un espejo que muestra lo que despreciamos, satanizamos o criticamos, este ejercicio siempre es eludido a través de reductores y atenuantes, como sólo fue en esta oportunidad o no volverá a ocurrir, inexorablemente es mentirnos sobre nuestra propia naturaleza. 

¿Y dónde quedó la razón? El tamiz que debería no permitir nuestra caída de valores, el dejarnos llevar por los instintos, el placer, las prácticas hedónicas no son consecuencia de la razón y por tanto nos lleva a ser sólo seres inferiores, y por ende nuestras conductas no tomarán en cuenta el perjuicio a nuestro entorno. Somos capaces de tirar la primera piedra sin ningún descaro, etiquetar, desvalorar, sin ni siquiera analizar nuestra vileza, pues entonces somos los abanderados de la moral, pero ausentes de ética, el camino del “deber ser” es el más difícil, está lleno de trampas, de frustraciones, de caídas, de remordimientos, nos genera conflictos, miedos, ya que queremos ser quienes no somos. La libertad humana se puede definir como la “autodeterminación axiológica”. 

Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado. Cuando no se da la libertad, o se da en forma disminuida, entonces el sujeto actúa impedido por otros factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el verdadero autor de su propia conducta. De acuerdo con esto se dice que la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y asimilación de los valores. En la medida en que un individuo amplía su horizonte axiológico, podrá ampliar paralelamente el campo de su propia libertad y en la medida en que una persona permanezca ciega a ciertos valores, se puede decir que posee una limitación en su libertad. Curiosamente, mientras más amorales, somos menos libres.

El “deber ser” parece pasado de moda, reconocemos y valoramos a aquellos que con todas las dificultades, optan por este camino, sin embargo no estamos dispuestos a seguirlo, esta condición hace que sin duda me genere una sensación de desesperanza en el destino de la humanidad, tal vez sea una desesperanza aprendida en el colectivo social, pero la verdad es que siento que estamos buceando en la mugre social y obviamente esa sensación de náuseas es la que me hace escribir estas líneas, trataré al menos que mi espejo me permita verme cada día con menos horror, ojalá y estas líneas hicieran que más personas cuestionemos nuestros comportamientos. 

Así y sólo tal vez tengamos políticos probos, familias mejores, una sociedad más justa, respetuosa del dolor de los demás, de la necesidad de los demás, ojalá no esté pasado de moda ser correctos. Finalmente, las instituciones se basan en las personas, en sus influencias de poder mientras ejerzan el cargo y no en la misma institución.