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No se Puede Predecir lo que no se Puede Medir

En la vida cotidiana, tenemos muchas experiencias y eventos que presenciamos, a veces inclusive podemos tener la noción de que un similar escenario ya lo habíamos vivido, pero no pasa de ser una interesante anécdota y todo queda ahí, nosotros seguimos con nuestra vida. Aunque sea difícil de creer, esas “anécdotas” son el día a día en muchas empresas, donde se presentan una serie de eventos, experiencias, coordinaciones, que en un futuro siguen presentándose sin que nadie o casi nadie tome algún tipo de acción para evitarlos, analizarlos, registrarlos, etc., y reducir la probabilidad de que ese tipo de eventos se vuelvan a presentar o que, si se presentan, su impacto sea el menor posible en la operación de una empresa. 

En la realidad empresarial contemporánea, todo lo que se gestiona debe medirse, de lo contrario pasan a ser parte de ese abultado conjunto de “anécdotas” que nadie analiza y que al final pasará a esa empresa una generosa factura en pérdidas. Viendo hacia el futuro sucede exactamente igual, Norman Fenton, matemático británico y profesor de Gestión de Riesgos de la Información en “Queen Mary University” de Londres, Inglaterra, afirma que “no se puede predecir lo que no se puede medir” y definitivamente cuando lo relacionamos al área de seguridad sabemos que este matemático tiene mucha razón: medir es muy importante para el presente y mucho más para el futuro. 

De manera general se establece que la medición persigue algunos propósitos:

• Entender qué pasa.

• Controlar lo que pasa.

• Mejorar procesos, procedimientos y actividades.

• Ajustar/optimizar los recursos y tiempos

HERRAMIENTAS PARA MEDIR

Hay muchas herramientas que permiten medir y a su vez enfocarse en los objetivos corporativos a través de los números, una de las herramientas más características y útiles es el Balance Score Card (BSC), éste es un método para medir las actividades de una empresa en términos de su visión y estrategias, proporcionando una vista rápida e integral del desempeño del negocio a la gerencia. Robert S. Kaplan y David Norton en 1992 introdujeron el BSC en el ámbito empresarial con una idea básica: la evaluación de una organización no debe restringirse a la evaluación financiera tradicional, sino que debería ser complementada con medidas concernientes a la satisfacción de los clientes, a los procesos internos y a la capacidad de innovar; a partir de ahí el BSC se convirtió en una herramienta administrativa cuyo fin es medir un negocio desde cuatro tipos de perspectivas: financiera, del cliente, del negocio y del aprendizaje. 

Gracias a este largo camino de las métricas se han ido especializando, optimizando y mejorando muchos procesos, todos los sistemas de gestión que se han implementado y los que se piensan implementar van de la mano con sus indicadores clave (KPIs), no hay otra forma de implementar o mejorar si no es midiendo, de ahí la necesidad de saber medir de manera acertada lo que estamos haciendo cuando gestionamos la seguridad, sólo así podemos enfocar nuestro desempeño hacia la mejora continua. 

Para que sean efectivas las métricas o indicadores deben ser: relevantes, ajustables, suficientes, cuantificables, objetivas y claras. Si manejamos indicadores acertados, podemos estandarizar, consolidar y simplificar la información generada y que representa la realidad de toda una empresa. Identificar y analizar las métricas de manera efectiva nos permite ir de la mano de la eficiencia porque podemos comparar, corregir y optimizar lo que estamos haciendo; el resultado final de esta fórmula nos dará la tan anhelada eficacia. Si queremos ser eficaces debemos entonces aplicar esta sencilla fórmula. 

De manera general, en el lenguaje de la seguridad corporativa los indicadores no son de dominio común, hemos vivido décadas gestionando pero no midiendo, mientras la exigencia de calidad y eficiencia han sido implementadas en el resto de áreas de una organización. Existe cierto desconocimiento para plantear indicadores, definirlos y administrarlos, esto significa algo definitivo: si no tenemos métricas o indicadores no tenemos cómo medir nuestra gestión y lo que es peor no tenemos cómo evidenciar mejoras que permitan defender presupuestos. 

Dependiendo del giro de negocio de una empresa y de los activos que protegemos, es factible establecer diferentes indicadores enfocados a la protección de personas, bienes, procesos, etc., pero que se resumen y se valoran siempre en términos de calidad, recursos y tiempo. Esto es lo que un directorio valora y lo que hará que nuestra gestión, proyecto o implementación sea o no atractiva para una empresa. A excepción de la gestión de riesgos, en el mercado no es fácil ubicar plataformas que apoyen la gestión de seguridad corporativa, sin embargo, ha sido factible estudiar al menos una que facilita de buena manera la cuantificación y permite hacer más objetiva la gestión del profesional de seguridad al mantener un eficaz control administrativo mientras la parte operativa, que es la más afín a los profesionales de seguridad corporativa, fluye con normalidad. 

Esta plataforma es SECUSOFT de VEA Consultores, el diseño nace justamente por la necesidad de tener disponible y en un lenguaje toda la información que generamos en seguridad. Gracias a la tecnología un profesional de Seguridad Corporativa puede hacer muchas cosas que antes no podía, como incrementar el nivel de protección en los desplazamientos de personas y mercadería, controlar accesos de manera eficaz, vigilar muchas áreas, inclusive las remotas desde un centro de control, etc., y a todas estas gestiones ponerle un parámetro de medida, que nos permite ser más visibles para el resto de la organización y obviamente mejorar cada vez más las operaciones de seguridad.