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Competencias y Protección Ejecutiva en América Latina

Las miles de personas que se dedican regionalmente a la protección de otras personas, tanto de forma cercana como derivada de la protección a infraestructuras, encaran a diario un nefasto dilema entre el rol de seguridad al cual se deben por naturaleza y el rol administrativo que de facto es requerido de ellos. 

Una amplia porción de los “protegidos”,“principales” o “VIPs” (persona protegida) percibe a sus escoltas o especialistas en protección como trabajadores auxiliares: choferes, mensajeros, secretarios o asistentes protocolares; pues pareciese que esas son las actividades tangibles que realizan y por las cuales son evaluados por sus VIP’s; nos hemos encontrado algunas excepciones, siendo las dos más recurrentes: VIP’s que han sufrido ataques físicos o extorsivos y los que tienen alguna conexión o background militar, policial o de seguridad; para éstos, el escolta es una pieza fundamental de su seguridad y en consecuencia de su productividad. El dilema es nefasto pues obviamente privilegia el rendimiento en las actividades auxiliares sobre las inherentes a la protección de una persona; a esta distorsión debemos sumarle que el VIP es propenso sólo a reconocer las habilidades reactivas de su escolta, y eso puede no ocurrir en años tanto por una buena gestión preventiva como por no ser un objetivo en riesgo, o bien por baja probabilidad o azar. 

GESTIÓN POR COMPETENCIAS

Hace más de una década se ha venido promoviendo en el área de Recursos Humanos tanto pública como privada la gestión por competencias; que en términos sencillos: es un proceso que permite identificar las capacidades del personal requeridas en cada puesto de trabajo a través de un perfil cuantificable, medible y alineado con los objetivos del departamento o corporación. La gestión por competencias ha ayudado dramáticamente a exponer La modernidad, no sólo demanda acciones ante lo físico, sino lo emocional, social y digital o electrónico.

 COMPETENCIAS Y PROTECCIÓN EJECUTIVA

En América Latina la complejidad y envergadura de la función de protección a personas, pero desafortunadamente, tal percepción aún no escala a los principales o VIPs; recursos humanos y seguridad —a pesar de crecientes progresos— no han podido sensibilizar a sus directivos (protegidos) del nivel profesional de los escoltas, de lo que hacen y no se ve. Pero, ¿es todo responsabilidad de los directivos de Recursos Humanos y Seguridad? ¡No! La cultura, el ambiente regulatorio, el mercado laboral y principalmente la actitud del escolta en funciones cotidianas son elementos fundamentales del cambio de paradigma a promover. Un profesional de cualquier área se hace evidente cuando exhibe en sus acciones conocimientos, habilidades, métodos, métricas y herramientas propios de una especialización. Hace un tiempo preguntamos a directivos locales (no transnacionales) en varios países latinoamericanos: ¿Qué cualidades tenían los buenos escoltas? Respuesta resumida, en lo físico: altos, atléticos y armados, y en lo “demás”: discretos, pulcros y proactivos. Si esto lo plasmamos en competencias, estaríamos hablando en el mejor de los casos de cualquier guardia de palacio en un imperio antes de Cristo.

Un especialista en protección cercana y/o ejecutiva del siglo XXI transciende la clásica percepción de la protección corporal de su protegido; de hecho, debe formase y cubrir cuatro dimensiones o áreas: física, emocional, social y digital (ver gráfico 1). En realidad, es más probable que el protegido sufra un ataque virtual o una llamada extorsiva que una agresión con medios físicos, el desarrollo de competencias en esas áreas es sin duda una necesidad para los protectores del siglo XXI, que son personal de prevención y a la vez primeros respondientes, pero la modernidad, no sólo demanda acciones ante lo físico, sino lo emocional, social y digital o electrónico. La planificación en esas áreas y la velocidad y efectividad de la respuesta serán determinantes para preservar la integridad del principal cualquiera sea el área de riesgo. 

¿CUALES SON LAS COMPETENCIAS QUE DEBERÍAMOS CONTEMPLAR Y EVALUAR EN LOS MODERNOS ESPECIALISTAS DE PROTECCIÓN?

Adicional a las competencias genéricas o (Hi) habilidades interpersonales inherentes a cualquier persona como pensamiento lógico, negociación, liderazgo, etc.; podemos hacer un ejercicio que dibuje dos niveles de competencias para nuestros escoltas: • Básicas: (Ar) Análisis de riesgos, (Po) Planificación de operaciones, (La) Legislación aplicable, (Av) Avanzada y análisis de rutas, (Cm) Comunicaciones, (Ms) Manejo de seguridad o evasivo, (Fr) Formaciones, (Dp) Defensa personal, (Af) Armas de fuego, (Sc) Seguridad cibernética, (Pa) Primeros auxilios, (Pt) Psicología postraumática o atención a víctimas, (Cv) Control de la violencia, (Ip) Inteligencia de protección, (Dv) Detección de vigilancia, (Pe) Protocolo y Etiqueta, y (Gc) Gestión de crisis. 

• Avanzadas: (Oi) Operaciones de información para la protección, (Er) Equipo rojo, (Ci) Contra insurgencia de protección, (Rs) Seguridad cibernética para redes sociales, (St) SWAT (Special Weapons And Tactics) armas y tácticas especiales. Son grandes retos los que nos ocupan en la formación y evaluación de una nueva generación de escoltas que no sólo atiendan las amenazas de sus tiempos, sino que definitivamente rompan con el paradigma de trabajador auxiliar, y gracias a una profesionalización de alto nivel, reivindiquen la complejidad y relevancia de nuestra misión: proteger la integridad de mi protegido en lo físico, emocional, social y digital.