Liderazgo Responsable de la Seguridad
Cuando se menciona la palabra “liderazgo”, por lo general se tiende a pensar en logros positivos, en valores agregados a la sociedad o a las organizaciones y en ciudadanos que arrastran con sus buenos ejemplos.
Aunque hacia esas imágenes y evocaciones es que debe estar orientado el líder de la seguridad, no siempre es así. Ya sea por acciones premeditadas o por una gestión carente de atención, el responsable de la protección de los activos llega a perder aceleradamente la credibilidad de quienes son sus clientes internos, lo que es factor clave de éxito. De allí la importancia de conocer algunos hábitos a los que hay que prestar especial atención cuando se desea ser un eficiente líder de seguridad que deja un legado positivo a su entorno.
VISIÓN 360
El líder de la seguridad de la organización se enfrenta a un mundo complejo, dinámico, acelerado, cambiante, donde los términos VUCA (descripción de la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de condiciones y situaciones), antifragilidad, millennials, big data, conciencia artificial, entre otros, son cada vez más frecuentes y con mayor ámbito de influencia. El actuar como un ciudadano global no es una alternativa si se desea sobrevivir como profesional, es la única opción. Por tanto, el líder de la seguridad debe desarrollar la capacidad de seleccionar información realmente pertinente para su gestión, sobre millones a las que actualmente tiene alcance. Pero no sólo se trata de acceder a la información sino de analizarla, extraer lo substancial y aprovechar el valor implícito. Todo esto, en tiempos tan breves, que configuran nuevos conceptos de lo que es nuevo y de lo que es antiguo.
CREATIVIDAD, INNOVACIÓN Y VISIÓN
La innovación debe tener un propósito, un objetivo que la justifique. Esta justificación debería estar atada a la eficiencia de la gestión del líder de la seguridad y de su equipo. Por otra parte, los actos creadores en el mundo de la seguridad deben ser una constante. No basta con haber diseñado una exitosa propuesta de solución, ya que la vida útil de la misma muchas veces va a estar directamente relacionada con la capacidad de cambio del problema al que se atiende. Así mismo, un factor común de los líderes exitosos, es esa capacidad de ver anticipadamente lo que a los demás les toma un largo periodo de tiempo para definir. Cuando esa visión se enlaza con la creatividad y la innovación, forma una poderosa triada de elementos que robustece la gestión del líder y de su equipo.
MODELAJE
Es muy frecuente en ciertos estilos tóxicos de liderazgo, esperar que las acciones de los colaboradores sean motorizadas partiendo de un “asunto de rangos”, en especial cuando se han trasladado esquemas policiales y militares al ámbito corporativo. No se pueden separar los caminos de lo que se transmite en el verbo y lo que se refleja en las acciones. Subestimar la percepción de los demás es subestimar los nocivos efectos de la falta de coherencia.
TRABAJO EN EQUIPO
Los estilos gerenciales orientados al poder están claramente destinados al fracaso. En primer lugar, porque como lo ratifican diversos estudios recientes, el poder en sus diferentes dimensiones tiende a ser más fácil de alcanzar, pero más difícil de mantener y esto incluye el ámbito corporativo. El esfuerzo y los recursos dedicados a esta carrera permanente claramente no valen la pena. Por otra parte, las organizaciones demandan de profesionales que no sólo internalicen la importancia de orientar los esfuerzos al alcance de los objetivos, sino que estén claramente comprometidos a conformar y mantener equipos hacia esos logros.
HABILIDADES EQUILIBRADAS
Considero que, aunque existen varias propuestas de lo que deben ser las columnas que sostienen el perfil de un profesional de la seguridad, hay tres elementos que deben ser equilibradamente omnipresentes: academia, experiencia y habilidades blandas. Definitivamente un líder de seguridad con una carga académica adecuada a sus responsabilidades dispone de herramientas de base importantes. Los marcos teóricos pueden representar en muchos casos las guías que como brújulas orienten sobre la dirección que debe seguir la gestión del profesional. Ahora bien, el simple conocimiento conceptual no es suficiente. El trabajo de campo, la interacción con partes interesadas, las experiencias de calle, las caídas y recuperaciones laborales, curten al profesional y lo van diferenciando positivamente, en especial cuando de tomar decisiones acertadas se trata. Por último, las habilidades blandas son claves al punto que pueden determinar lo breve o extensa de la vida profesional. No en vano la vigencia de la frase “a los profesionales los captan por sus habilidades duras y los despiden por sus habilidades blandas”.
CAPACITACIÓN
Por último, el líder de la seguridad asume que dentro de sus responsabilidades se encuentra el mantenerse actualizado en sus conocimientos. Cuando esto no sucede, el individuo inicia progresivamente, pero sin pausa, un proceso de extinción profesional del cual, aunque no es imposible salir, entre más tiempo pase más altos son los costos. Pero esa desactualización no afecta solamente la imagen y eficiencia del responsable del cargo, sino la integridad misma de los activos. El no mantenerse al ritmo de los cambios del entorno es de por sí una vulnerabilidad que las amenazas no van a dejar pasar por alto y cuyo costo pagarán las víctimas. Es, por tanto, hasta cierto punto una complicidad voluntaria y solapada que puede generar graves consecuencias. Muy especialmente en América Latina, los profesionales de la seguridad tenemos un campo fértil en el cual desarrollar todas las habilidades necesarias y alcanzar los objetivos que nos sean planteados. Se trata de ser líderes que ejercen la seguridad responsable no sólo como medio de sustento, sino como un positivo estilo de vida que agrega valor a sí mismo, las organizaciones y las comunidades.