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Monitoreo de Videovigilancia en Seguridad, ¿Misión Imposible?

En toda aplicación de tecnología se conforma un binomio hombre-máquina, con el factor humano como el elemento consciente del sistema, responsable en última instancia del discernimiento y decisión, debido a que la tecnología, aún la más sofisticada, nunca podrá ir más allá de su diseño y programación, y sólo el factor humano es capaz de hacer frente a condiciones imprevistas; de tal suerte que el potencial de efectividad de este binomio está determinado en mayor medida por el desempeño del factor humano.

LOS COMPONENTES

El monitoreo de videovigilancia proyecta la conformación de un binomio entre el sistema de videovigilancia, la “máquina”, y el monitorista, el “hombre”, operando bajo un modelo de Proceso de Seguridad, cuya efectividad está determinada por la composición secuencial de la siguiente serie de factores:

• Captación de los hechos que ocurren en el entorno.

• Detección de una contingencia de seguridad, en particular emergencias en los hechos captados.

• Alertamiento a las corporaciones pertinentes para atender el tipo de contingencia detectada.

• Intervención de las corporaciones alertadas para atender la contingencia detectada.

1.La operación del sistema de videovigilancia: a) Que los hechos ocurran dentro del campo visual de la cámara, lo cual depende de su ubicación y orientación, y en el caso particular de una cámara móvil, a su vez depende del patrón de exploración aplicado.

b) La nitidez de la imagen proyectada que, por su naturaleza de reproducción imprecisa, depende de la conjunción entre la resolución de la cámara, el ancho de banda del medio de transmisión y la resolución en el segmento del medio de proyección asignado a la imagen. Asimismo, está condicionada por la visibilidad (facilidad para identificar componentes en el contenido) y distinguibilidad (facilidad para distinguir los componentes en el contenido) en el entorno de vigilancia.

c) La perspectiva de la imagen captada, que puede ser panorámica (orientada al control de vialidad) o de detalle (orientada a la protección ciudadana).

d) La certidumbre acerca de la imagen proyectada, derivada de su condición como representación de una supuesta realidad, ya que la imagen captada por una cámara puede ser alterada o incluso sustituida en algún punto a lo largo de su proceso de transmisión hacia su proyección ante el monitorista.

La consecuencia de esta posibilidad es que el monitorista no es un testigo presencial de los hechos.

2.La efectividad en el desempeño del monitorista para detectar con oportunidad el surgimiento de condiciones identificables como una emergencia o contingencia de seguridad que debe ser atendida, lo cual depende de:

a) El perfil CDI de Carencias (no se tiene), Deficiencias (lo que se tiene no funciona bien) e Insuficiencias (lo que se tiene pero no alcanza para cubrir lo que se necesita), en las facultades físicas (padecimientos de la vista como miopía, astigmatismo o daltonismo), cognitivas (conocimiento de sus funciones) y psicológicas (por ejemplo, el efecto de escotoma, “la mente ve lo que quiere ver”) para desarrollar su proceso de Ver-Identificar- Decidir-Actuar (VIDA).

b) El perfil RDI de sus destrezas de observación de Retención (análisis del contenido de las imágenes), Detección (variaciones en el contenido de las imágenes) e Identificación (detección del surgimiento de condiciones de riesgo en las imágenes).

c) El conocimiento del perfil de amenazas proyectado para las características y condiciones del entorno de vigilancia, que se materializa por la definición de los indicadores de riesgo que le permitan detectar el surgimiento de dichas amenazas.

d) El conocimiento del funcionamiento y dominio de la operación de los recursos e instrumentos disponibles para administrar el sistema de videovigilancia, para cubrir la observación del entorno de vigilancia.

3.Las condiciones físicas y funcionales del entorno laboral en el que se desempeña el monitorista, que facilitan o dificultan focalizar y concentrar su atención en la observación y valoración de las imágenes, y que comprenden:

a) El tamaño del medio de proyección, en particular la proporción del espacio que ocupa en el campo de visión focal del monitorista, lo que determina el grado de focalización para la valoración de las imágenes.

b) La multiplicidad de las imágenes proyectadas, así como el perfil de dinámica, diversidad y variación en el contenido de las imágenes, que a mayor cantidad deriva en la degradación de la efectividad de la observación.

c) La diversidad dimensional de las imágenes proyectadas, debido a que las de mayor dimensión provocan una mayor atención del monitorista, y por ende descuido del resto.

d) La distribución de las imágenes en el arreglo de proyección (“mosaico”), debido a que, por inercia biológica, en un barrido de exploración del mosaico, la atención se dirige hacia el centro del arreglo.

e) La mecánica del proceso de observación- valoración del monitorista, en particular la proporción de tiempo y esfuerzo dedicada a la memorización de los referentes para la valoración de las imágenes.

f) El potencial de distracciones que inciden sobre el monitorista, tales como presencias y movimientos tanto en su campo de visión focal como en el campo de visión periférica, así como las interacciones con otras personas en articular con los mandos.

g) La funcionalidad de los recursos e instrumentos de apoyo disponibles, que se refiere a sus capacidades y limitaciones operativas que proporcionan facilidades para realizar las operaciones de captación y despliegue de imágenes a través del sistema de videovigilancia.

El nivel de dificultad que encara un monitorista, derivado de una conjunción adversa de todos estos elementos, se podría resumir en que:

1.El sistema de videovigilancia no capte los hechos, o bien que si los capte pero no los proyecte con suficiente nitidez y perspectiva adecuada. O bien, en el peor de los casos, que las imágenes proyectadas no sean las que captaron las cámaras, por alguna forma de distorsión o sustitución.

2.Las incapacidades físicas, funcionales, cognitivas y/o psicológicas del monitorista, aunadas a posibles condiciones no propicias en el espacio laboral, en particular la multiplicidad y complejidad de la dinámica en las imágenes, así como el factor de las distracciones, comprometen su efectividad en la observación y valoración de las imágenes proyectadas.

Todo lo cual hace que el monitoreo en videovigilancia, como un recurso de reacción ante la ocurrencia de contingencias de seguridad, en particular las emergencias porque implican pérdidas, incluso de vidas, sea prácticamente una misión imposible. Por ello, es necesario construir apoyos que reduzcan el efecto de estas condiciones adversas, a fin de mejorar la efectividad en este ámbito que más repercute en la sensibilidad social.