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La Protección Ejecutiva y el Coronavirus

Sin importar el escenario, el tiempo o el lugar, un profesional de la Protección Ejecutiva estará allí para prestar sus servicios. La protección ejecutiva nos ha llevado a muchos lugares y a un sinfín de situaciones, algunas de ellas, parecen salidas de una novela de Steven King.

Existe una variedad de entrenamientos a los que hemos acudido en diferentes latitudes y de las más diversas fuentes, nos preparamos física y mentalmente para afrontar a casi todo tipo de enemigo, sin embargo y digo esto sin temor a equivocarme, nada nos preparó para la realidad que estamos viviendo.

Es muy difícil que algunas personas de muy alto perfil, sobre todo político, se adhieran totalmente a una cuarentena provocada por el COVID-19. Sus labores, eventualmente, lo llevarán a algún movimiento en el cual necesiten a su equipo de protección. Estos movimientos podrían incluir, pero no restringirse a buscar al protegido en un aeropuerto probablemente privado, ir a una cita médica y por supuesto, acudir a su sitio de trabajo, es con estos movimientos cuando la labor se torna un poco más complicada, debido a la cercanía que debemos mantener.

La protección ejecutiva se basa en la capacidad de proveer seguridad de manera cercana y con nuestro cuerpo. Ahora bien, ¿qué pasa cuando la norma de protección biológica es permanecer a una distancia de seis pies o 180 centímetros del protegido o nos indican que debemos utilizar una máscara que en cualquier momento, o mejor dicho, en el peor momento, nos juega una mala pasada y se mueve bloqueando nuestra visión?

Entonces tenemos que hacer lo que un operador de Protección Ejecutiva hace mejor, adaptarnos. Lo primero es asegurarnos que nuestra salud no esté comprometida, que no presentemos los síntomas o padezcamos el virus. Luego y esto es quizás lo más importante, debemos cumplir nuestra labor aún bajo la posibilidad de que el protegido esté padeciendo de la enfermedad. Sin embargo, posterior a un periodo prudencial de cuarentena, es posible que el protegido no esté contagiado, claro está, existe una variante y es que sea asintomático, en ese caso, debemos seguir adelante con mucha cautela, cuidándonos lo mejor que podamos.

El siguiente paso es utilizar el equipo de protección personal (EPP) adecuado contra el virus. Guantes de nitrilo, son los más recomendables, son un poco más resistentes y durables. Una mascarilla que provea seguridad por el mayor tiempo posible y que su fijación a la cara sea la más segura manteniéndose inamovible lo mejor que pueda, es también importante que dicha mascarilla no nos impida tener una visión clara de nuestro entorno, esto es crítico para las operaciones. El lavado de las manos es un nuevo reto, ya que ciertamente debemos entrar en contacto con varios objetos públicos, es por esto que los guantes son tan importantes. Un pequeño contenedor de gel anti-bacterias en el bolsillo es el mejor valor agregado a nuestras herramientas de trabajo.

¿CÓMO PROTEGER AL EJECUTIVO EN ESTAS CONDICIONES?

La distancia de brazo sigue siendo la mejor opción de medición para estar en un radio apropiado alrededor del protegido y junto con los EPP debería ser suficiente para mantenernos seguros. Pero no podemos dar por sentado que todo estará bien. Una de nuestras destrezas como profesionales de la protección ejecutiva es procurar un ambiente seguro para que el protegido cumpla con sus labores y una de las técnicas más utilizadas, es observar los posibles peligros que nos rodean y esto incluye, por supuesto a las personas. Pero este ejercicio se va complicando cuando la mayoría de las personas en el entorno tienen un gran porcentaje de la cara tapada. En estos casos debemos estar aún más pendientes y alertas de quien se está acercando al protegido.

Tener acceso al itinerario del protegido es más importante que nunca, ya que esto permitirá saber las generalidades que encontraremos en determinada locación. La recomendación, por supuesto, evitar lugares que no conocemos o que son nuevos en la cotidianidad del protegido, si esto no es posible, una sólida avanzada ayudará mucho a establecer medidas adecuadas y sobre todo con la familiarización del lugar.

El trabajo en equipo, como siempre es algo crucial y que reviste un gran peso en una operación de protección ejecutiva efectiva. Los equipos de avanzada y los integrantes de la formación de protección, son los que van proveer al Agente a Cargo de un ambiente lo más seguro posible; pero en estos tiempos de pandemia, no estamos seguros de que todo el equipo se encuentre facultado para cumplir sus funciones. Entonces las responsabilidades del agente a cargo se ven aumentadas, más cosas de que ocuparse, tendrá las manos llenas.

Los vehículos de la caravana son otro tema. Los conductores deben adicionar a sus responsabilidades, desinfectar los vehículos por dentro y manillas externas. También deben utilizar los EPP apropiados y ahora, más que nunca, aumentar su nivel de alerta sobre su entorno y observar a todas aquellas personas extrañas a la operación que se acerquen a los vehículos.

Como todos sabemos, las comunicaciones son quizás, una de las arterias que mantiene viva a toda buena operación y la protección de ejecutivos no es la excepción. Pero, ¿qué podemos hacer cuando debemos utilizar un radio de comunicaciones, pero tenemos una mascarilla que distorsiona nuestra modulación? He allí otro reto que debemos sortear. Hablar de manejar pausada y con un poco más de volumen en nuestra voz, sería lo más conveniente, sin embargo, esto no garantiza que el mensaje llegue y en ocasiones elevar la voz no es posible. La planificación previa a la operación y la técnica de repetición de la orden (ej.: despliegue, despliegue, despliegue) es más necesaria que nunca y de requerirlo, el uso de los teléfonos celulares puede volverse una herramienta de mayor importancia.

Hoy más que nunca, la profesionalización del personal de Protección Ejecutiva es necesaria ya que al final del día, su labor no se detiene, se adapta, no se amilana, acepta el reto y de manera segura, continua con su labor y se enorgullece de que puede cumplir con sus responsabilidades aún y cuando tiene más factores en su contra, tiene un nuevo enemigo y una de sus nuevas responsabilidades será recordarle a su protegido que debe cuidarse a sí mismo, utilizar sus EPP para que el riesgo de contagio se minimice y analizar su entorno de manera más minuciosa.