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Evolución en la Aplicación de los Sistemas de Videovigilancia

Desde sus inicios los sistemas de videovigilancia (SVV), conocidos a lo largo del tiempo como Circuito Cerrado de Televisión (CCTV) es decir, sin posibilidad de acceder desde ningún dispositivo fuera de dicho circuito, han marcado una forma distinta en cuanto su aplicación desde su existencia hasta nuestros días.

Se tiene registro que el uso de las cámaras de seguridad comenzó con fines militares, se estima que en 1942 el ejército alemán se valió de esta solución tecnológica, cuyo objetivo era la observación de ensayos de misiles V2 (misil balístico desarrollado a principios de la Segunda Guerra Mundial en Alemania) en la preparación de los ataques militares desde una distancia que no expusiera a los espectadores, más tarde otros ejércitos como el de los Estados Unidos se sumaron a estas prácticas.

Para muchos el inicio de los sistemas de videovigilancia nace con el desarrollo de la televisión en 1936 cuando se celebraron en Berlín, Alemania, los Juegos Olímpicos, el ingeniero alemán Walter Bruch pudo experimentar en ese magno evento la cámara iconoscópica que él mismo había contribuido a desarrollar.

Los sistemas de videovigilancia continuaron avanzando tecnológicamente y sus aplicaciones en la seguridad pública fueron contundentes apareciendo en los paisajes urbanos de Europa, específicamente el Reino Unido, siendo pioneros en la Ciudad de Londres, Inglaterra, que más tarde se convirtió en un referente de una sociedad videovigilada con propósitos de seguridad pública, esta ciudad hacía frente a los atentados terroristas que se vivían en los 80, poco a poco los sistemas de videovigilancia ganarían terreno en otras aplicaciones como: comercio, consumo, instituciones financieras, hogares, transporte y en general incorporándose de manera exponencial en casi todo el ámbito público y privado de la sociedad, que, por consecuencia introdujeron diversas opciones en cuanto marcas, modelos y características; en ese sentido se catalogaron como: baja, media y alta gama a los SVV, de la misma manera sus precios oscilan de acuerdo a su segmentación, lo que se traduce en la frase que dice: “En videovigilancia hay una marca para cada necesidad”.

Cabe destacar que Latinoamérica se ha convertido en uno de los nichos de crecimiento más importantes de la industria de estos dispositivos a escala global, de igual manera se estima que a nivel mundial la demanda de soluciones de videovigilancia continúe en aumento a lo largo de los siguientes años, existiendo incremento proporcional entre oferta y demanda.

La mejora tecnológica permitió evolucionar en la integración de software con propósito de analíticas cuyas ventajas van más allá de la seguridad, es decir, brindando nuevas posibilidades para mejorar el rendimiento del negocio y no sólo de la seguridad, por ejemplo: flujo de tráfico humano, mapas de calor, conteo de personas, reconocimiento facial y perfiles de audiencia que se traducen en poder determinar la efectividad del negocio.

REGULACIONES

Si bien es cierto que los sistemas de videovigilancia han crecido y aportado en gran manera el combate de la inseguridad y la mejora de los negocios, no obstante actualmente no cuentan con regulaciones precisas y que por consecuente suelen debatirse en una línea delgada entre lo legal e ilegal, cuando menos en México, a partir de 2016 la Secretaría de Gobernación, a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, presentó la norma técnica para estandarizar las características técnicas y de interoperabilidad de los sistemas de videovigilancia de seguridad pública del país, lo que ya es un paso gigantesco con enfoque a estándares que establecen los criterios, parámetros e instrumentos para ordenar la adquisición, construcción, operación, integración y administración de los sistemas de videovigilancia; homologar sus características, garantizar su interoperabilidad, localizar estratégicamente los sistemas de videovigilancia, de acuerdo con áreas prioritarias y sentar las bases para la integración de una red nacional. Además, lineamientos que definen características de cámaras y postes, así como criterios para ubicación de los equipos, pero… ¿Qué pasa con la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares? La norma dejaba una arista en este rubro, por ello, recientemente (2019) la Secretaría de Gobernación, a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, integró un anexo con énfasis en cuanto a la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares y seguramente continuarán anexando alcances consecuentes de “prueba y error” descubriendo que no sólo se trata de crecer exponencialmente un fenómeno que al final impacta en la sana convivencia de la sociedad.

USADOS PARA EL CRIMEN

Ahora bien, analicemos que la aplicación de los sistemas de videovigilancia ha tenido un alcance no sólo con fines positivos, lamentablemente también el crimen organizado se aprovecha de este recurso, un claro ejemplo son las cámaras tipo pinhole (agujero de alfiler) que los “pillos” instalan en los cajeros automáticos o ATM, por sus siglas en inglés Automated Teller Machine, la finalidad es obtener el número de identificación personal (NIP) no sin antes haber colocado una trampa que captura el plástico o tarjeta que el usuario intentó ingresar, una vez que se retira el afectado, el “pillo” recoge tanto la cámara como la tarjeta, ambos elementos necesarios para lograr su objetivo.

Otro caso que se tiene registrado es el uso de sistemas de videovigilancia instalados en la vía pública por el crimen organizado; en mayo de 2019 los medios de comunicación locales de Reynosa, Tamaulipas (México), informaron que las autoridades retiraron cámaras de videovigilancia instaladas por el crimen organizado en avenidas, accesos carreteros y puentes internacionales, es decir, contrainteligencia a los Centros de Monitoreo de los gobiernos.

Evidentemente los sistemas de videovigilancia al igual que cualquier otra tecnología, es utilizable en sus dos vertientes que van de extremo a extremo (bueno o malo) como bien lo mencionó Melvin Kranzberg, historiador estadounidense y profesor de historia en la Universidad Case Western Reserve, quien dijo que “la tecnología no es ni buena ni mala, pero tampoco es neutra”, en ese sentido la tecnología como los sistemas de videovigilancia necesitan un marco de aplicación para poder inclinar la balanza en cuanto a juicio, pero en definitiva no son neutros.

En resumen, cada vez son más los paisajes urbanos que se llenan de cámaras de videovigilancia, hoy en día las grandes ciudades cuentan con cientos o miles de cámaras que sumadas a los recintos privados nos hace transformarnos en una sociedad videovigilada que busca en unanimidad resolver problemas de seguridad como crímenes, robos, etcétera. Un ejemplo digno de reconocer es sin duda China con sus más de 170 millones de cámaras (censo 2017) muchas de esas cámaras están equipadas con inteligencia artificial, algunas pueden reconocer rostros, otras pueden descifrar la edad, la etnia y el género de las personas, una red del sistema de videovigilancia más grande y más sofisticado del mundo para vigilar a sus más de 1,300 millones habitantes.

La realidad es que los avances en cuanto a mejoras tecnológicas debe ser proporcional a la regulación y control de éstos ya que están al alcance de todos y para los propósitos que deseen, existen precios que se sujetan al presupuesto de cualquier bolsillo, debido a ello, surge la necesidad de no perder de vista este fenómeno que prolifera en nuestra sociedad.