Seguridad en América | Post

SEGURIDAD 4.0 Y LA MUERTE DE LAS CENTRALES RECEPTORAS DE ALARMAS

Para comenzar este artículo citando dos frases, la primera, “lo único permanente es el cambio; todo cambia todo el tiempo” de Heráclito de Efeso, siglo V a.C., y la otra de Charles Darwin, quien en 1876 escribió: “...quienes sobrevivirán en el futuro no serán ni los más fuertes ni los más inteligentes, sino quienes mejor puedan adaptarse” y agregó “¿adaptarse a qué?”, justamente adaptarse a esos cambios.

 

LA RESISTENCIA AL CAMBIO

Los cambios, nos gusten o no, podemos verlos o no verlos, pero igual se producen todo el tiempo. Éstos se pueden clasificar en dos: externos e internos.

Los primeros, son los que se producen en el entorno, muchos de ellos están fuera de nuestro control, con ellos las opciones son adaptarnos o sufrir y luego desaparecer. 

Los internos son aquellos en los que podemos tener alguna influencia, las modificaciones que podemos realizar con nuestras decisiones, eso que nos cambia internamente y que a su vez de manera indirecta producen resultados diferentes en nuestro entorno cercano.

Por lo general tendemos a pensar que las cosas dependen mucho menos de nosotros cuando en realidad es totalmente al revés. Resulta muy frecuente no asumir las responsabilidades, confundir la necesidad de un cambio interno por uno externo y creer que cuando se le echa la culpa al otro, desaparece la responsabilidad. 

¿Por qué? Porque la resistencia a los cambios es tan fuerte como difícil resulta soltar los paradigmas que damos por ciertos, esos paradigmas que nos dan la seguridad de sentirnos en nuestros dominios, la seguridad de estar como en casa. Lo que se llama “la zona de confort”. Incluso llegamos a aferrarnos y creer que nuestros propios paradigmas hasta cree que son la verdad absoluta. 

Si dejamos pasar el tiempo negando los cambios, hasta que luego de estrellarse con la realidad reconocer, en el mejor de los casos, la nula investigación y el escaso análisis que nos llevó a tomar las decisiones equivocadas o a no tomar decisión alguna.

Para citar algunos cambios podría mencionar que hoy entre Facebook y Google acumulan mayor poder que varios países juntos, las redes tienen más protagonistas e influencers que nunca en la historia, el trabajo manual es reemplazado por la automatización y la inteligencia natural es reemplazada por la inteligencia artificial.

Hasta no hace mucho tiempo un pequeño cálculo se hacía de memoria mientras que ahora, muchos abren la calculadora de su teléfono y confían más en la máquina que en su capacidad de cálculo.

Antes para ir de un lugar a otro, preguntamos, debíamos interpretar un mapa y leer carteles, pensar, orientarnos, hoy dejamos que Waze o GMaps nos lleve, confiamos ciegamente y no pensamos en contradecirlo tomando un camino distinto al sugerido.

Y así va perdiendo entrenamiento, permitimos sin oponer ninguna resistencia que la inteligencia artificial reemplace la inteligencia natural.

El cerebro se acostumbra a la pereza y como todo músculo que se entrena, se atrofia, perdemos la paciencia, reemplazamos la lectura por videos de Internet, leemos sólo resúmenes, por ansiedad o vagancia vamos dejando lentamente la capacidad de análisis.

Decimos “no tengo tiempo para hacer cursos”, mientras pasamos horas jugando con la play. Antes el cliente recibía una llamada telefónica y atendía el teléfono, el SMS (Short Message Service) y la telefonía móvil fue desde 2008 desplazada de manera paulatina por el WhatsApp.

Las apps simplifican todo, cuanto más facilidad, menos esfuerzo. La gente en su trabajo, se siente parte del sistema, está mirando una pantalla más de ocho horas diarias.

El celular se transforma en una extensión del cuerpo y hoy las tareas de monitoreo que antes requerían de una PC (personal computer), hoy, la mayoría se realizan de forma automática la inteligencia artificial y sólo quien debe actuar y en qué, se entera desde su teléfono móvil.

La central de monitoreo tradicional carece de sentido, la inteligencia artificial realiza lo que antes era el trabajo del operador, la información procesada llega a quien debe actuar sin un intermediario.

Gracias a la tecnología de los servicios de nube hoy es 100 veces más conveniente suscribirse para utilizar software para monitoreo en Nube que tener una oficina con servidores propios. Cambiaron los hábitos, las costumbres y hasta la cultura. 

Hoy se habla de automatización, robótica, Internet de las cosas, redes 5G, FTTH (Fiber To The Home) e inteligencia artificial.

 

¿QUE HAREMOS LOS HUMANOS?

La revolución industrial (2.0) reemplazó la fuerza del caballo con la máquina de vapor, las tareas de cálculo rutinarias fueron reemplazando el trabajo humano con las computadoras (3.0). Hoy toda tarea manual rutinaria y repetitiva la realizan robots, toda tarea repetitiva intelectual la realizan las computadoras.

En la industria 4.0, lo que queda para los humanos es la creatividad, el arte, el diseño y en seguridad al desaparecer el instalador y el operador, sólo quedará el asesor.

Este asesor será la figura que defina el negocio, “el mostrador” no está en la empresa, está en “la cocina” de la casa de los clientes.

Esta publicación es leída por un gremio que, en general, se caracteriza por hacer muy bien las cuestiones técnicas, a ellos, les reitero que la gente no compra alarmas, ni cámaras ni monitoreo, estos productos no son atractivos y no satisfacen por sí mismos, en cambio lo que la gente busca son “soluciones a sus necesidades de seguridad”, es aquí donde lo más importante es “la capacidad del asesor” para cumplir con sus funciones.

• Entrevistar.

• Escuchar, observar, medir.

• Analizar (viabilidad, riesgos, amenazas, vulnerabilidades, necesidades y continuidad).

• Proyectar (diseños, opciones, ROI —Return on Investment—, monitoreo, gestión y mantenimiento).

• Presupuestar.

• Brindar seguimiento, establecer un vínculo profesional actuando de manera tal de de ser dignos merecedores de la confianza de los clientes a lo largo del tiempo.

 

Entendiendo que la seguridad tiene su mayor componente en cuanto a prevención, “prever o ver antes” es fundamental para todo análisis de riesgo, y cuando digo “todo”, me refiero a todos los riesgos, directos e indirectos y no sólo del cliente, sino del entorno del asesor, en cuanto a la continuidad de su propio emprendimiento e incluso de su seguridad en cuanto a si será rentable a un futuro de mediano y largo su trabajo.