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¿QUÉ VA A PASAR DESPUÉS DE LA CUARENTENA?

Si hay algo en lo que los especialistas pueden estar de acuerdo es que muchas cosas habrán cambiado después de la cuarentena, pero ¿cómo afecta esto a nuestra seguridad? Cambiaron nuestros hábitos. Durante esta interrupción de nuestras rutinas nuestro cerebro se tuvo que ajustar a las nuevas necesidades, pasamos de ser interactivos con el entorno a ser contemplativos, y nuestro cerebro tuvo que ajustar algunas cosas físicamente, crear nuevos hábitos que sustituyeran a los anteriores.

 

SOMOS ADICTOS A NUESTROS HÁBITOS

Bueno, en realidad no precisamente a nuestros hábitos, pero sí a la gratificación que éstos generan. Todos los seres humanos creemos que estamos en control de todas las cosas que hacemos durante el día, cuando la realidad es que más de la mitad son sólo hábitos que se han inculcado en nuestro cerebro a lo largo de los años. Pero, ¿qué hace que un hábito se inculque en nuestro cerebro? Muy fácil: gratificación.

Manejar es un gran ejemplo, cuando manejamos en realidad no necesitamos pensar en todos los movimientos que hacemos, el semáforo se pone en verde e inmediatamente se activa el hábito de soltar el freno y avanzar (y eso incluye muchos pequeños movimientos que conforman mecánicamente ese hábito, incluyendo el de tocarle al que está enfrente para que reaccione), ya no hay que pensar en todo lo que hay que hacer. ¿Se acuerdan la primera vez que tuvieron que sacar un vehículo de un estacionamiento, y todo lo que tenían que hacer? Eso ya se mecanizó, se convirtió en un hábito.

Los hábitos constan de tres factores que los definen:

 

• Un gatillo o señal que le dice a nuestro cerebro qué hábito necesitamos activar de manera automática.

• Una rutina que lleva a cabo el hábito. Esta puede ser física, mental o emocional.

• Una recompensa, que es el resultado de haber llevado a cabo ese hábito.

La mayoría de estos hábitos empezaron como una decisión consciente, hasta inculcarse en el cerebro, hasta el punto de que muchos son muy difíciles de cambiar.

 

ANSIEDAD 

Como con cualquier cosa que nos genera pasión, el no tenerla provoca ansiedad y eso es lo peligroso de los hábitos, ya que al culminar con una recompensa éstos nos causan placer (algunos ya ni siquiera, pero ya están tan inculcados en nuestras rutinas que no nos damos cuenta). Y los seres humanos somos adictos al placer, por ejemplo:

• Señal: tu teléfono vibra.

• Ansiedad: ¿quién será?

• Rutina: deja todo lo que estás haciendo y revisa quien es.

• Recompensa: recibe placer de la distracción momentánea de lo que sea.

Mientras estamos en cuarentena buscamos distracciones para pasar el tiempo, pero ¿qué pasa en la vida real? Estos hábitos se entrometen con nuestra capacidad de observación, con nuestra capacidad de reacción, crean distracciones que eran necesarias en el encierro, pero al estar manejando estas distracciones son peligrosas, de hecho, son la principal causa de accidentes de tránsito. 

¿Y en seguridad? Nos hemos cansado de mencionarlo, la mejor víctima es aquella que esta distraída, si permitimos que nuestros hábitos eviten que veamos al depredador que está buscando a su presa en la selva de la vida diaria, nos convertimos en fantásticos clientes, esperando nada más a ser asaltados, secuestrados o mucho peor.

 

La mayoría de los hábitos empezaron como una decisión consciente,

hasta inculcarse en el cerebro, hasta el punto de que muchos son muy difíciles de cambiar

 

¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?

Ningún hábito es fácil de deshacer una vez que lo hemos adoptado, el cerebro busca justificaciones para quererse aferrar a él, y tiene que ver con esa ansiedad. ¿Alguna vez han escuchado a un adicto decir: “A mí el vicio no me controla, lo puedo dejar cuando yo quiera?”. Pues es lo mismo, al final lo que se arraiga es esa necesidad de placer (definitivamente los vicios son mucho más difíciles de dejar, pero la final son hábitos y nada más). Dicho esto, la mejor manera de cambiar un hábito, es sustituirlo por otro mejor.

• Primer paso: identifica las señales y las recompensas. Sé honesto contigo mismo, ¿cuáles son las señales que te hacen activar hábitos nocivos para tu seguridad tanto al manejar, como al cuidarte o a tu familia de la inseguridad?

• Segundo paso: cambia la rutina. Ya que has identificado las señales y la recompensa, resulta que es muy complicado romper un hábito, pero hay una manera que ha funcionado muy bien, mantén la misma señal y recompensa, sólo cambia la rutina.

La regla es que cualquier cosa que se hace conscientemente durante 21 días se convierte en un hábito, si cambias la rutina del hábito en este tiempo, ya no será necesario esforzarte por hacer las cosas de la manera que elegiste, lo que es muy difícil es lograr esos 21 días de disciplina.  

“Puedo resistir cualquier cosa menos la tentación” - Oscar Wilde

 

Con información del libro de “The Power of Habit: Why we do the things we do” de Charles Duhigg. 

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