UNA GUERRA SIN PLANIFICACIÓN TIENDE AL FRACASO
La planificación se define como el proceso elaborado que cuenta con una ejecución metódica y estructurada con el fin de obtener un objetivo determinado. Cuanto mayor sea el grado de planificación, más fácil será obtener los máximos objetivos con el menor costo. Planificar implica la creación de un plan, de una agenda de trabajo o la determinación de las acciones por cumplir en un cierto orden, en un tiempo específico y para alcanzar una meta determinada.
Sin embargo, lo más común y frecuente es que existan situaciones impredecibles, conocidas como “imponderables”, situaciones inesperadas que se nos presentan, es allí donde antes hemos debido incluir en nuestra decisión otra que nos permita continuar con la solución a ese problema planteado. Ejemplos hay mil en las decisiones desde las más simples como las más complicadas tanto en los campos de nuestra economía que puede quebrar, de nuestra salud que se puede complicar, en lo sentimental en una relación tóxica que nos daña, en la conducción de empresas, en la educación de los hijos, en la política, en la paz y en la guerra. En esos casos la planificación nos dice que debemos tener un Plan A y planes alternativos B y C, porque es probable encontrarnos con imponderables.
Considerar planes alternativos al plan original es prevención, es decir tenemos que preparar anticipadamente otras alternativas para evitar los riesgos que se puedan presentar y no fracasar.
En el caso de la pandemia causada por el coronavirus, en el Perú, el sistema sanitario ha colapsado, lo han reconocido las mismas autoridades del Gobierno, los recursos disponibles han sido rebasados por la enfermedad del COVID-19 y ya no hay contención a la pandemia que se seguirá expandiendo en nuestro país sin que esto pueda evitarse. Ni siquiera en las clínicas privadas existe la capacidad requerida para atender a las víctimas del coronavirus, razón por la cual muchas personas contagiadas enfrentan la fase final de la enfermedad en sus casas.
Mejor Prevenir
Según el especialista Eduardo Gotuzzo estamos en una situación en la que el cuidado y la prevención son la única contención posible al virus, pero esta actitud ante la pandemia no es más una decisión personal o individual como al inicio de la cuarentena —afirma Gotuzzo— sino más bien ahora esta actitud debe ser una disciplina del grupo o la comunidad con la que
convivimos. Según el Minsa (Ministerio de Salud) se están incrementando el número de familias contagiadas, es decir, casos en los que más de uno o dos miembros de una misma familia ingresan a UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Ante esta situación resulta sumamente necesario contar con un Plan B, lo que significa estar preparados para saber qué hacer cuando un miembro de la familia o un integrante del grupo con el que convivimos —incluso uno mismo— empiezan a mostrar los síntomas de la enfermedad causada por el coronavirus.
Cómo reaccionar, qué hacer, cuáles son las medicinas que debemos dar al paciente, a quién llamar, a dónde acudir, cómo debemos tratar al paciente, qué debemos saber de la historia clínica de cada uno, alergias, enfermedades crónicas, etc., y la preparación ante una emergencia va más allá de los síntomas del COVID-19, los hospitales están colapsados y es muy posible que no se atiendan otro tipo de urgencias —que es los que viene ocurriendo con frecuencia— por lo que es muy importante que en cada familia o comunidad que exista al menos una persona que conozca y sepa aplicar los primeros auxilios, resucitación en caso de infarto o RPC, saber cómo reaccionar ante un posible derrame, etc. Todo esto implica contar con un Plan B.
Este colapso del sistema de salud en nuestro país ante el alto índice de casos de contagios —en número por habitantes, el Perú es el primer país de América Latina y el segundo en el mundo— era una situación que se advirtió hace exactamente un mes y medio cuando muchas personas presionadas por el desempleo y la crisis económica se vieron forzadas a salir a las calles a trabajar rompiendo de facto la cuarentena ordenada por el Gobierno. Días después, el Gobierno mismo levantaría la cuarentena nacional e iniciaría la reactivación económica. Todos sabíamos cuáles eran los riesgos y así se asumió. Hoy estamos experimentando las consecuencias de esa medida. Ahora las mismas autoridades están empezando a regresar a las medidas restrictivas de inicios de la cuarentena como la inmovilidad social los días domingos. Esto viene sucediendo no sólo en el Perú, sino en países en los que ya había pasado la primera ola de la pandemia y el número de víctimas mortales se había reducido a cero. En países como Nueva Zelanda o España están regresando a la cuarentena, porque hay rebrotes y el número de contagios nuevamente empieza a subir.
Falta De Conciencia
La experiencia de una segunda ola de la pandemia en países desarrollados cuando el virus ya se había ralentizado está demostrando que lo único que se puede hacer para contener los contagios es evitar las aglomeraciones: reuniones sociales, mercados, fiestas, discotecas, cultos religiosos, eventos deportivos, espectáculos multitudinarios, clases con aulas llenas de estudiantes, mítines políticos, etc. En el caso de nuestro país la informalidad económica es el punto débil de la sociedad y la principal causa de propagación de la pandemia, muy similar a otros países de la región. Entonces ahí es cuando resulta muy importante la prevención y la actitud responsable ante la enfermedad. Sin embargo, no existe conciencia ni bases ni principios éticos en la mayor parte de la población peruana para asumir con disciplina y responsabilidad la prevención a los contagios.
Una de las medidas que se puede adoptar al respecto es proponer al Gobierno que se abra un registro de personas que incumplan con las medidas de protección dictadas, porque por su irresponsabilidad se están contagiando muchos que sí se cuidan. Aquellas personas que incumplen con las medidas de protección organizan y asisten a fiestas, reuniones sociales, etc. Tales personas deben ser sancionadas y no deberían ser atendidas en los hospitales asignados para tratar la pandemia, porque podrían ocupar el lugar de un paciente que sí siguió las recomendaciones, pero que por otras circunstancias contrajo la enfermedad del COVID-19. Cuando las personas que infringen las medidas de protección enfermen y requieran de atenciones en los hospitales se le debe dar preferencia a los buenos ciudadanos y postergar a estos infractores para cuando haya espacios desocupados.
Esta pandemia nos ha sorprendido a todos, ni siquiera los países ricos y desarrollados saben qué hacer frente a este virus, por lo que se debe exigir mayor conciencia y responsabilidad de la población. Las medidas que se adopten deben ser de rigor por el bien de todos. Es una situación humanitaria. En todos sitios los gobiernos y autoridades han cometido errores, sólo algunos países han tenido éxito debido a circunstancias especiales, pero la gran mayoría se ha visto superado por la enfermedad. Hay otras medidas correctivas que en el caso del Perú el Gobierno debe adoptar como la repartición de alimentos procesados y listos para consumir en las zonas más pobres, distribución de bonos financieros a toda la población incluyendo la clase media, etc.
En el caso de la distribución de bonos financieros basado el pago en su DNI (Documento Nacional de Identidad), con ello un mayor control y menos oportunidades de corrupción, repito los bonos deberían ser depositados a todos, con una campaña que el que no lo necesita que apoye con ese dinero a quien verdaderamente sí lo requiere, estoy convencido que nosotros haremos un mejor reparto de ese dinero.
Se aproxima una campaña electoral en plena pandemia, que con seguridad reproducirá los métodos y las características de la campaña electoral que se desarrolla en los Estados Unidos. Es una buena oportunidad para difundir y proponer, nuevas medidas correctivas ante la pandemia, pero sobre todo, una nueva moral, conciencia responsabilidad y disciplina, una nueva actitud como país. Recordemos que la convivencia con la corrupción y la decadencia han hecho mucho daño a nuestros valores y principios éticos. Es la oportunidad para revertir esa situación y emerger como país con una nueva actitud.
Finalmente, no olvidemos que si realmente nos encontramos en una situación de guerra, donde el enemigo es sumamente letal e invisible, sólo se le combate siguiendo las recomendaciones sanitarias oficiales.