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LA TECNOLOGÍA CAMBIA, LA CONFIANZA NO

Como sociedad hemos avanzado de manera impresionante en el campo de la tecnología, se han mejorado procesos, se acortan esfuerzos, se optimizan recursos y se maximizan resultados en muchas áreas de la vida cotidiana de las personas, mejorando el nivel de vida de quienes están a su alcance y más de quienes la crearon.

Con la vorágine de la información, inteligencia artificial, virtualidad, mercado de las apps, SaaS y demás, se ha provocado en la sociedad contemporánea la agresiva finalidad de cumplir resultados a cualquier costo, incrementos exponenciales en ventas que no tienen comparación alguna, de manera especial en las empresas de tecnología.

Parecería que toda esta tecnología creada gira en torno a generar cuantiosas cantidades de dinero para sus creadores e inversionistas y en segundo plano quizás ayudar en algo a la sociedad. Paradójicamente en lugar de ayudarla se piensa que esto crea un ambiente de depredación tecnológica, quizás tuvimos un ligero respiro en la época COVID-19, pero otra vez se ha retomado y con más ímpetu esta ingeniosa intención de generar más ingresos a través del consumo de tecnología entre muchos miembros de la sociedad, sin poder saber hasta cuándo será esto.

No hay fecha exacta de terminación, lo que existe ya, y enhorabuena, es la tendencia hacia la “desdigitalización” que se ve necesaria y oportuna, porque llegará un momento que todas las empresas utilizarán la inteligencia artificial para sus ventas y su gestión en general, esto dejará de ser una ventaja competitiva como lo es ahora.

Mientras tanto, el hombre seguirá siendo hombre y seguirá manteniéndose con sus incertidumbres, sus valores, sus sueños y sus imperfecciones características. La sociedad, quizás más consumista, más habituada hacia la virtualidad, cambiará su enfoque a lo real, lo que le queda, que es su planeta, la vida física y sus valores como columna vertebral de la sociedad.

Valores que de alguna manera han menguado en estos últimos tiempos, aquí cabe mencionar que el problema no es la tecnología, sino que a través de ella nos hemos “metalizado” porque todo pretende girar en torno al dinero, los caminos cortos hacia la bonanza económica, algunos de ellos no tan éticos, han generado en muchos individuos un cambio de actitud, un espíritu materialista y menos comprometido, que en ciertos escenarios podrían ser lesivos para una organización.

DETONANTES DE DESLEALTAD

La alta rotación en los puestos de trabajo, el estilo de vida consumista del trabajador promedio, las prácticas laborales injustas, la información de valor, ahora digital, que fluye sin mucho control y seguridad en una organización; entre otros, son detonadores de la desafectación y/o deslealtad de un individuo hacia una organización.

Cabe entonces la necesidad de indagar entre los individuos o colaboradores con quienes contamos, a fin de verificar un tema neurálgico y a la vez polémico, como es la confianza o integridad, que convendría seguirse con esta máxima: “Mientras mayor nivel de responsabilidad, mayor nivel de integridad hay que demostrar”, esto aplica o debería aplicar para cualquier tipo organización sea esta pública o privada.

Uno de los valores de las personas que no ha cambiado es la integridad, posiblemente menos personas estén identificadas con ella en la actualidad, de ahí la necesidad de revisar este campo en las personas. En cuanto a este aspecto hay un punto de vista que tiene relevancia; hace algunos años ya, aprendí mucho de uno de mis maestros en el tema de la verificación de confianza, Miguel Ángel Pereira, él ocupaba una máxima que pertenece al U.S. Merit Systems Protection Board y dice: “El mejor vaticinador del comportamiento futuro, es el comportamiento pasado” y lo comparto plenamente, de ahí la oportunidad de verificar los antecedentes en las personas, un pasado violento en una persona por ejemplo, es una bandera roja que debe ser analizada por parte de quien está por interactuar con ella.

Verificar la confianza de funcionarios en cargos sensibles siempre ha sido y será necesario hacerlo, los métodos que se tiene para ello están cambiando y se están diversificando justamente por la explotación de tecnología, métodos cada vez más amigables y eficientes para cumplir este fin, que pueden inclusive ser remotos y sumamente efectivos, apalancados algunos de ellos en la ya conocida inteligencia artificial, este es un claro ejemplo de que el método cambia gracias a la tecnología pero los valores como la integridad que ha acompañado a la humanidad desde siempre, no ha cambiado, se mantiene y se mantendrá, esperamos que en la mayoría de los miembros de nuestra sociedad.

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