Transportistas atrapados en la violencia del Culiacanazo.
La inseguridad en Sinaloa ha ido en aumento, con los grupos criminales controlando no solo el territorio, sino también las actividades económicas y sociales.
La inseguridad en México ha alcanzado niveles críticos, y los enfrentamientos entre grupos criminales en Sinaloa, como el reciente "Culiacanazo", han puesto en riesgo la vida de los transportistas que transitan por el estado. Estos enfrentamientos no solo han causado la pérdida de más de 35 vidas, sino que también han afectado gravemente las actividades económicas, especialmente el transporte de carga.
El miércoles 11 de septiembre, durante el tercer día de enfrentamientos, grupos criminales lanzaron ponchallantas y dispararon contra camiones en la vía Culiacán-Mazatlán, cerca de la caseta Mármol. Este ataque, captado en videos, mostró unidades pesadas bloqueando la autopista, una de las principales conexiones entre Sinaloa y otros estados como Durango, Nayarit, Jalisco y al norte, hasta Nogales.
Transportistas, víctimas silenciosas
A pesar de la gravedad de los ataques, las empresas transportistas y asociaciones del sector permanecieron en silencio, mientras los conductores enfrentan miedo y frustración. Un transportista expresó su indignación por la falta de acción del gobierno: "El gobierno mantiene su política de 'abrazos, no balazos', pero los delincuentes no tienen compasión por nosotros".
Algunos transportistas tuvieron la fortuna de recibir alertas a tiempo y se refugiaron en lugares seguros como Villa Unión y Los Mochis, esperando a que la Guardia Nacional reestableciera la seguridad en la vía. Sin embargo, muchos otros sufrieron retrasos de hasta 24 horas, lo que implica mayores costos operativos y un impacto psicológico devastador para los conductores, que viven con el temor constante de ser víctimas de la violencia.
La inseguridad fuera de control
Arturo Argente Villarreal, docente del Tecnológico de Monterrey, considera que tanto el gobierno federal como el estatal están "totalmente rebasados" por el crimen organizado. La inseguridad en Sinaloa ha ido en aumento, con los grupos criminales controlando no solo el territorio, sino también las actividades económicas y sociales.
La falta de una respuesta efectiva del gobierno ha dejado a los transportistas expuestos no solo a los enfrentamientos, sino también a otros problemas crónicos como el robo de carga, extorsiones y cierres carreteros. Según Argente Villarreal, el "Culiacanazo" y la violencia en Sinaloa son ejemplos claros del fracaso de la estrategia de "Abrazos, no balazos" del gobierno federal, que no ha logrado controlar la inseguridad.
A pesar de la situación crítica, el especialista confía en que la próxima administración deberá abordar la inseguridad como una prioridad, no solo para proteger a los transportistas, sino para garantizar el funcionamiento de una economía que depende del comercio y el transporte a nivel nacional e internacional.
En un contexto en el que la violencia es constante y el gobierno no logra responder de manera eficaz, los transportistas continúan siendo víctimas de una inseguridad que no solo afecta su trabajo, sino también sus vidas y las de sus familias.