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Lizett Almazán, Vida e Inspiración por la Seguridad Privada

La industria de la seguridad es un tema que en la actualidad ha venido en crecimiento, y sin embargo, se tiene la impresión de que es un negocio para hombres. La situación de inseguridad y la necesidad de estar más protegidos al igual que nuestras inversiones nos afectan a todos. Lizett Almazán, directora del Corporativo Almaba, ha desafiado el estereotipo de la industria y nos mostró en entrevista para Seguridad en América, el liderazgo de una empresaria dedicada a la seguridad privada y la familia. 

LA VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL

Vistiendo una blusa blanca, porte elegante y distinguido, Almazán nos contó que comenzó a involucrarse en la seguridad privada desde que tenía 19 años en labores netamente comerciales y apoyo en el campo de la supervisión, aunque su vida siempre estuvo relacionada a la industria de la seguridad por tratarse de una empresa familiar, en la que su padre, militar de carrera, fue su influencia. Jamás se imaginaría que llegaría a ser la directora de Almaba.

“Yo empecé auxiliando, ayudando, conociendo, interactuando, pero como algo solidario, realmente en el inter que yo estaba estudiando, la empresa se creó cuando yo estaba en la primaria. Entonces en ese tiempo eran muchas cosas, porque se ponían a platicar temas de la compañía, de cómo se interactuaban, de los servicios, los guardias, con problemáticas muy parecidas y similares a las que vivimos el día de hoy”.

Al ir transportándose su mente a esos recuerdos de adolescencia, su mirada presenta una chispa de nostalgia y satisfacción que la hace sentir cómoda con sus palabras. En aquel tiempo, la empresa familiar le daba servicios a hospitales del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Lizett, de 19 años, se encargaba de la supervisión de guardias y con ello también a cuestiones de operación sin aún concluir sus estudios en Administración, debido a que desde muy joven estuvo al tanto del negocio familiar y ello absorbió la mayor parte de su tiempo, y como nos comentó, comulgar estudios y la vida empresarial resulta muy complicado. 

EL PROFESIONALISMO COMO FACTOR HUMANO

A pesar de que su juventud estuvo marcada por los temas de seguridad de la empresa familiar, ella estuvo más interesada en los tópicos administrativos, además su visión era diferente, ya que le llamaba mucho más esta parte administrativa relacionada al recurso humano, que lo referente a la operación. 

“Pero en ese tiempo yo no dimensionaba de lo que se estaba hablando y aunque después lo fui viendo, viviendo y me fue agradando, me gustó mucho cuando experimenté el tema de operaciones y supervisión; cuando me involucré fue más de manera indirecta ya que comencé por el tema comercial y a la gente le gustó que interactuara con ellos ya que en ese momento, era muy manejado o por militares o por policías y no había muchas mujeres, realmente ninguna; entonces fue en ese periodo cuando yo empecé a interactuar con los guardias en operación, en ver sus necesidades, sus problemas, sus requerimientos y todo lo que viví en el día a día de los servicios”, dijo con una expresión que denota la pasión y amor que tiene por su empresa y trabajadores. Estar durante tantos años en la empresa y en la industria de la seguridad le ha dejado mucho aprendizaje, con un temple firme y confiado, Lizett Almazán dice que lo profesional lo aprendes con el tiempo, con la experiencia se te va formando, pero lo que mayormente ha obtenido es conocimiento del factor Humano.

Su lenguaje corporal delata que hemos tocado un punto apasionante e importante para ella, sintiéndose en ese ambiente que conoce, ama y gusta desarrollar dibujando una sonrisa de quien se siente satisfecha y honesta consigo misma.

“A veces no tienes qué juzgar, o lo haces muy duramente. En mi ambiente laboral la gente te hace duro en este giro, te haces una persona muy insensible, práctico, pragmático y pétreo, ves las cosas con un solo enfoque. No, la verdad es que la gente no tiene una sola dirección, no tienen un solo lado, no eres completamente bueno, no eres completamente malo, creo que uno sí tiene muchos colores, muchas personalidades”, aseveró apoyada en su experiencia. En el sector de la seguridad las personas se hacen fuertes y duras, Lizett enfatizó con seriedad, donde las amistades son complicadas: “Allá donde puedes ver a un amigo, se convierte en tu competidor y siempre, en este giro, se tiene que ir un paso delante de los demás”. Relajando en tono risueño sus palabras, así como su rostro, agregó que a pesar de lo anterior también le ha dejado grandes compañeros dentro de la industria, no sólo del mismo ramo sino de otras áreas. 

EL PAPEL DE LA MUJER EN LA INDUSTRIA DE LA SEGURIDAD

Ser mujer empresaria siempre supone pensar en el machismo en México, a pesar de que los estereotipos van cambiando, aún sigue persistiendo. La postura de Lizett se hace erguida y su mirada transmuta de manera natural cada vez que se enfrenta al recelo del mundo machista: “hay más apertura, pero por tratarse de una empresa del sector siempre existen dudas de cómo una mujer puede dirigir una compañía de seguridad privada”. 

Agregó con un fuego que la ha impulsado a tener y mantener un lugar privilegiado en el mundo de la seguridad: “La realidad es que el panorama nos afecta a todos por igual y sobre todo quienes se encuentran en esta industria entienden más fácil la situación. El tema del género respecto a la seguridad es algo que ha dejado de ser una limitante”. 

“Si entiendes como mujer las necesidades del sector, la problemática, las necesidades y el poder interactuar, lo haces al mismo nivel que un hombre y hablar en su mismo idioma que ellos; a veces creen que no puedes hacerlo por un tema de capacidad, pero queda demostrado que no es así, si es difícil o no. Para los varones es muy difícil aceptar que una mujer sea parte de la seguridad privada y más aquí en México, porque he hablado con gente de otros países que no les cuesta trabajo el interactuar con mujeres y que se les hace de lo más normal”, acentuó con tal seguridad sus convicciones que nos mostró en pocas palabras la lucha y experiencia que como mujer, ha tenido a lo largo de su brillante trayectoria. “Cuando administraba la seguridad del Hotel Lincoln México, que ahí estuvimos nueve años manejándola, me tocó la Cumbre Río y, por poner un ejemplo, las escoltas de varios presidentes eran mujeres y la jefa de seguridad era la responsable de uno de ellos. En aquella ocasión recuerdo que era una mujer muy capaz, muy fuerte, con un dinamismo totalmente diferente a los demás, pero de lo más tranquila, muy clara, muy precisa en lo que quería, sin dificultad de interactuar”, enfatizó con un rostro de orgullo.

EL FACTOR HUMANO

La charla se siguió desarrollando de manera espontánea y notamos en nuestra distinguida entrevistada mucha relajación y confort, que ejemplificó al recogerse el cabello como signo de comodidad para dar pauta a ser más íntimos con una anécdota. 

Lizett nos contó que está al pendiente de la operación, de conocer a las personas que trabajan con ella, los supervisores y los guardias, ese factor humano que realiza y ama en los trabajos del campo laboral. 

“Una vez al ir con ellos, por ejemplo, a ver servicios con un cliente donde hay descarrilamientos, yo llegué al lugar del siniestro y llevé comida, porque sabía que tenía gente y compartí los alimentos con los guardias, con quien estuviera. Comí con ellos lo que había en ese momento, lo que yo llevé, lo que ellos tenían a la mano; te comparten un taco y te lo dan 'de mil amores', la gente es tan amable que da lo que tiene, ellos viven y disfrutan el que te prestes a estar con ellos, que lo vivas con ellos. Si te tienes que lavar las manos y no hay ningún otro lugar más que en un charco pues ahí lo haces”, declaró mientras su mirada es el espejo de revivir experiencias de vida que alimentan su grandeza y humildad humana para los que trabajan con ella. 

“Me llegó a tocar que no llevábamos agua, se había acabado la que tenía el guardia, además de la del supervisor, apenas iba con la de los garrafones y nadie llevaba más, los Arizona (tés) ya se me  habían acabado. Eso fue en un descarrilamiento en Lázaro Cárdenas, ahí por Infiernillo (Michoacán), estaba con ellos, entonces dije: ‘¿agua? Tenemos sed, aquí hay un riachuelo, y ¿entonces? Cuando se nos acabe el líquido y todavía no nos traigan, pues ahora sí que vamos a tomar de ahí’”. “Fui a beber agua de ahí y las personas no se lo creían, decían que no era posible que yo estuviera tomando agua de donde ellos toman […] La lealtad que eso crea es formidable, eso a mí me ha gustado mucho, es de las cosas que me han marcado, gente que he conocido a su familia porque me invitan a comer a sus casas cuando saben que estoy en la zona y me comparten el plato, me dicen: ‘por favor, venga a comer con nosotros’ y tengo varias invitaciones de los trabajadores en diferentes lugares. Me mandan huacales de mangos, limones o aguacates y los comparto con los de la oficina. Me lo están mandando a mí, pero es para todos, es padre, es muy bonito”.

LA FAMILIA ES LO MÁS IMPORTANTE

La entrevista se convirtió en una plática entre amigos donde la mujer triunfadora, de liderazgo, carácter y valor humano nos mostró esa faceta privada que muy pocas personas tienen el privilegio de conocer. Nos platicó que nadie creía que llegaría a ser la directora, porque se vivía un ambiente de machismo en el seno familiar siendo la única mujer y la más chica además, ya que sus hermanos le llevan ocho y nueve años, comentó con una emoción que contagió e hizo nacer sonrisas simpatizantes por ella: “La empresa se creó como negocio familiar, pero para los hombres. Mi incursión en el tema de la compañía fue, pues no digo que casualidad, pero sí circunstancial, fue más bien de necesidad, de una visión diferente y porque creo que ya no quedó más remedio”. El éxito tiene sus consecuencias y para nuestra entrevistada no es la excepción, nos dijo con un tono nostálgico que prácticamente no tiene vida social, su vida está dedicada a su empresa y a su familia, además de un círculo de amigos. Pero de la nostalgia muda inmediatamente pasó al orgullo de ser madre, amiga y cómplice de sus dos amores, ya que es madre soltera de dos hijos, de 22 y 12 años, lo cual implica que ellos tengan que estar involucrados en la empresa, tal y como ella lo hizo en su juventud. 

“Mi hija ha trabajado conmigo, ha estado en la empresa y se le hace muy complicado, es algo  que realmente no le ha gustado, lo que se hace todos los días, con la problemática que se vive y que ha visto, las necesidades, los clientes, los pagos, impuestos, todo lo que conlleva manejar una compañía, ¿hacer lo mismo? ¡Nunca en la vida! Al niño, al más pequeño, le gusta porque convive con la gente, con los guardias, interactúa con los custodios, platica con la gente administrativa, tiene muy buena relación con ellos. Digo, obviamente está muy chiquito y no sabe todo lo que conlleva el ambiente y la operación, pero le agrada”. 

Asimismo, la directora del Corporativo Almaba nos comentó que en sus tiempos de ocio tiene una gran pasión por los caballos, aunque hace tiempo que ya no monta, pero sus hijos sí. Los fines de semana acompaña a su familia a montar, ir al cine o a ver alguna obra de teatro. “Realmente hacemos lo que ellos quieran y básicamente mi tiempo es de mis hijos, los fines de semana me encanta salir a ‘pueblear’. Cuando tengo chance y que no trabajo los sábados me gusta salir a viajar al interior de la república”, explicó Lizett, una mujer ejemplar que combina su vida profesional sin descuidar los dos tesoros que más adora en esta vida. 

UNA MUJER DE Y PARA LOS NEGOCIOS

Además de ser una exitosa empresaria en la seguridad privada, Lizett Almazán también siente gran pasión por las cosas mexicanas, una de ellas es el mezcal, que desde hace pocos años se ha convertido en una industria en auge y se ha hecho muy popular. Comenzó a hacer mezcal de manera circunstancial, algunos de sus trabajadores le preguntaron por qué no empezaba a producirlo, aunque no de manera comercial, sino para eventos especiales y familiares, sin embargo como empresaria, no duda en querer explotarlo de manera comercial e incluso exportar al extranjero.

Con ese sentimiento emocional e inspiración, que contagia de energía a cualquiera que escucha sus palabras, nos contó que también tiene intereses en la hotelería y el turismo. “De hecho quiero poner un hotel boutique en Nepantla de Sor Juana Inés de la Cruz (llamado así en honor a la poetisa mexicana que ahí nació), ubicado en el Estado de México. Tener una cadena de hoteles boutiques sería sensacional y obviamente el desarrollo ya de la marca de mezcal en el extranjero”. El éxito y el profesionalismo son los resultados del compromiso y la dedicación. Así como Lizett Almazán, quien no sólo incursionó en la industria, primero por el compromiso familiar y después por la pasión hasta convertirse en una carrera de tiempo completo. El panorama actual requiere de la participación de todos, que como ella, estén dedicados al factor humano y al compromiso social para mejorar. Finalizamos esta plática no sin antes mencionar el gran placer que tuvimos de conocer a una mujer, que es ejemplo de tenacidad, trabajo, constancia, amor a su profesión y sobre todo el empoderamiento que tienen las mujeres para poder abrir camino en un rubro que ya no es campo fértil exclusivo para hombres, sino para personas que sin importar su género lo demuestren por su simple capacidad y conocimiento de liderazgo. Lizett Almazán es el fiel reflejo del cambio de tiempos derribando prejuicios y estereotipos en nuestra cultura nacional. 

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