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La Brecha Cultural en las Áreas de Seguridad Corporativa

Vivimos en un mundo en donde la expansión es la norma y nada escapa a ello. Desde países hasta individuos, todos pretenden expandirse en cualquiera de los ámbitos que se puedan imaginar y las grandes corporaciones están a la vanguardia cuando de crecer se trata. Esto genera que cada una de las áreas que conforman estas grandes empresas deban expandirse con ella y el área de Seguridad no está en ningún caso exenta. 

Las expansiones corporativas, esas que nosotros muchas veces vemos sólo como espectadores, traen aparejados un sinfín de complejidades en las cuales generalmente el área de Seguridad queda apartada. Tanto por desconocimiento o por falta de involucramiento del mismo sector en sí. Finalizando esto en una adecuación, en mayor o menor medida, a la cultura de la empresa y sus políticas. En contrapartida existen empresas multinacionales que desde sus inicios crearon sus respectivos departamentos de Seguridad. Los dotaron de personas, quienes las equiparon con políticas y procedimientos, vías de reporte y comunicación, y por caso auditorías. 

Pero tanto en uno como en otro caso subsiste desde ese inicio una brecha cultural. Este concepto nos refiere a las diferencias que se dan entre dos o más grupos sociales ya sea por costumbres, creencias y/o normas de conducta escritas o no. Una dinámica única dirige la fuerza cultural, la cual limitándose a nuestro tema de interés, esa brecha implica la diferencia de modalidades delictivas que existen de una región a otra, de un grupo social a otro en un tiempo determinado y las distintas formas de prevenirlas o combatirlas para que nuestro porcentual de riesgo sea el menor posible y en caso de ocurrencia la pérdida también sea la menor posible. 

El concepto previo es algo básico.

Pero no se convierte en tal cuando debemos achicar, o directamente zanjar esta brecha frente a aquellos a los que debemos responder por nuestra planificación de seguridad, resultados y estimaciones de presupuesto. Son profesionales como nosotros, pero cuyas experiencias los remontan a haber trabajado en agencias gubernamentales de países de primer mundo con estilos y culturas de seguridad y delictivas totalmente opuestas a las nuestras, con formaciones académicas con tintes tan particulares como las diferencias entre una certificación CPP (Certified Protection Professional) y la titulación como Licenciado en Seguridad. 

Es justo decir que mucha gente ha trabajado durante muchos años sin mayores problemas, pero el empuje de la nueva era ha cambiado el paradigma, muy fluctuante en Argentina es cierto, pero que en años “normales” refleja que el hombre de seguridad enfrenta esto. Las compañías se nutren, cada vez más, no sólo de profesionales que “sepan de seguridad” sino profesionales que “administren la seguridad alineados a los objetivos” de su compañía. Convirtiéndolos así en un valor agregado. 

Esto se convierte en un duro trabajo si no tenemos una comprensión acabada de la compañía donde estamos insertos. Es ese conocimiento el que deberá ser profundo y no limitado a los objetivos, políticas y esquemas de trabajo, sino a comprender a la organización cultural y profesionalmente para desarrollarnos dentro de ella con éxito y así comenzar la tarea de acortar la brecha cultural. 

CONSECUENCIAS DE NO DISMINUIRLAS

Una brecha cultural que no es trabajada puede hacer que la mejor de las gestiones sea incomprendida y dejada de lado como una mala experiencia tanto empresarial como personal. Si esto pasa es muy probable que se deba a la propia persona, el profesional. Quienes más, quienes menos, trabajamos y nos dejamos atrapar por la realidad del día a día y cometemos el gran error. Creemos que porque nuestra tarea es de excelencia va a ser entendida de esa manera, va a ser apoyada y soportada. La realidad dista mucho de ser tan práctica. 

Hoy en día con la proliferación de estándares de calidad, normas ISO (International Standarization Organization) y, ¿por qué no? Normas IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación) por nombrar alguna, podemos notar que la tarea de seguridad sin tener una norma específica se esparce por otros terrenos ramificándose para tener presencia en todo sector pero, en contrapartida, ser muy poco notada. Cuando aparece en escena gente especializada en homologar tipos de normas mencionadas siempre es el mismo proceso. Vemos que trabajan muchos meses, hasta años, para lograr una homologación global, regional o de país y si nos interesamos e involucramos, vemos que más allá de la necesidad de juntar y adaptar información, buscan comprender la idiosincrasia de la empresa para poder adaptar los procesos y procedimientos. 

Ellos buscan y no esperan ser buscados. Entonces, la pregunta que nos queda es: ¿Cuál es el camino para lograr tender líneas que me ayuden culturalmente? ¿Cómo muestro de manera correcta mi trabajo en los términos culturales de la compañía? Como era de esperarse el camino no es único, sino que es una sumatoria de elementos que debemos cultivar y desarrollar para tener las herramientas a ser usadas cuando debamos proponer nuestras premisas de trabajo o explicar nuestros resultados. Podemos, y creo que debemos, ser creativos y ver más allá. Crear paralelismo como: 

1. Nos mantenemos informados. ¿Estamos bien informados e informamos bien si no leemos en algún otro idioma más universal que el castellano?

2. Sabemos investigar. ¿Entonces por qué no investigamos a fondo nuestra propia compañía que la cual nos confiaron la seguridad?

3. Sabemos observar. ¿Entonces por qué no observamos con hacer más eficiente nuestro Departamento?

4. Sabemos obtener información.¿Entonces por qué no podemos expresarla de manera acabada y que sea entendida como es querido?

Por mucho más que pueda enumerar que debemos o no hacer para lograr el objetivo de ser valioso para la compañía, en las cuales el lector podría o no estar de acuerdo, está implícito que cada persona es la responsable de acortar la brecha. 

Claro está que es improbable que una compañía cambie por una persona, pero generalmente no queda claro que el corazón de la brecha no se basa en entender a la empresa para lograr mayor apoyo político o presupuestarios y tampoco para mostrar los resultados de forma agradable y beneficiosa, realmente está basado en que el profesional de la seguridad debe evolucionar para convertirse en un profesional administrador de la seguridad y el trabajo empieza por él mismo, sembrándose a sí mismo para cosechar beneficios para la organización y ulteriormente para él mismo traducido en crecimiento profesional.