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Más Vale Prevenir que Reaccionar

Tradicionalmente la imagen que se tiene de un escolta es de una persona alta, fuerte, bien entrenado en algún tipo de arte marcial, con una serie de habilidades técnicas y tácticas como defensa personal, armamento y tiro, técnicas de manejo entre otras, y se deja a un lado o se le resta importancia al enfoque preventivo que la función de proteger a una persona exige.

Si bien es cierto que las habilidades antes mencionadas son esenciales en la función, se debe tener en cuenta que dichas habilidades son de gran utilidad al momento de repeler una agresión, pero es de vital importancia y sería mucho más efectivo anticiparse a la misma detectando las amenazas antes de que estas se materialicen, es mucho mejor no verse involucrado en una acción que requiera que el escolta tenga la necesidad de someter a un atacante, evacuar a su principal o desenfundar su arma ante la presencia de una amenaza.

Cuando el escolta se ve en la necesidad de recurrir al uso de la fuerza o al empleo de su arma de fuego para cumplir con su misión de resguardar la seguridad de su protegido es porque hubo un trabajo extenso y significativo que no se hizo o se hizo de una manera inadecuada o insuficiente, ese trabajo es el trabajo de prevención.

LA CLAVE ESTÁ EN PREVENIR

La prevención consiste en anticiparse a la amenaza, detectarla a tiempo para evitarla o neutralizarla sin necesidad de recurrir a medios más radicales como usar la fuerza o disparar un arma, se sabe que en un enfrentamiento armado o físico, el entrenamiento y la capacitación pueden inclinar un poco la balanza a favor del escolta entrenado, pero el resultado de dicho evento no deseado depende de muchos otros factores que pudieran dar un resultado negativo al momento de la acción y que no son del dominio total del escolta, en general es como echar una moneda al aire en donde nadie sabe con certeza quién va a ganar y que sea cual sea el resultado hay un momento en el que todos pier- den, ya que si el escolta tiene la necesidad de disparar su arma tendrá en su momento que someterse a un proceso jurídico largo tedioso y peligroso en el que deberá proporcionar todos los detalles de su actuación que justifiquen el disparo o disparos realizados, es indudable que si la situación lo requiere y es el último recurso habrá que actuar poniendo en práctica el entrenamiento recibido y afrontar después lo que se presente.

Pero antes de que las cosas malas o desagradables se presenten seguramente todos coincidiremos en que es mejor prevenirlas y esto se logra con un trabajo previo que consiste primero en algo que se denomina Triángulo de la Seguridad, que enfocado en el tema de la protección a personas consiste en saber a quién se va a proteger para después identificar de qué se le va a cuidar y así poder determinar el cómo, esto en esencia es la prevención.

Saber a quién se va a proteger implica un trabajo de inteligencia que requiere de la recolección, valoración, análisis, integración e interpretación de toda la información que pudiera ser de utilidad elaborando un perfil de la persona protegida que contenga todos los elementos significativos para poder identificar la presencia de amenazas de manera integral, es decir no sólo saber cómo se llama la persona que se está protegiendo, es necesario saber dónde vive y trabaja, qué profesión tiene, a qué se dedica, cuáles son sus actividades habituales, los lugares que frecuenta, las amistades que tiene, el ambiente laboral en el que se mueve, además de contar con sus datos médicos para utilizarlos en caso de emergencia como tipo de sangre, medicamentos que consume, alergias, etc.

Esto nos da material para determinar el nivel de riesgo de las zonas por donde se mueve, trazar las rutas de acuerdo a sus actividades y lugares que frecuenta, monitorear su círculo laboral o personal, además es de gran utilidad hacer una avanzada en la medida de lo posible detectando puntos de ahogo, salidas de emergencia, validar los puntos de llegada, saber en qué lugar se va a posicionar al protegido, en qué lugar se posicionará el escolta, y es importante coordinarse con el personal de seguridad del lugar para afinar algunos detalles como el acceso vehicular, el ingreso de personal armado, cuántos escoltas pueden ingresar al lugar, por qué área tendrá que ingresar el protegido, etc.

PLAN DE PROTECCIÓN INTEGRAL

Con estos elementos puede realizarse un Plan Integral de Protección que contenga una evaluación de los riesgos detectados en la perfilación, un análisis de las rutas principal, alterna y de emergencia, la ubicación de puntos de apoyo durante el trayecto, el equipo con el que se cuenta y el resultado de la avanzada si se pudiera realizar.

Además de estos elementos un aspecto importante de la prevención es la observación, saber detectar la presencia de personas sospechosas en el entorno, ubicar aquello que no encaja con el panorama, ese vehículo que viene detrás y no se aleja de la caravana, estar alertas en los puntos de ahogo, variar las rutas y sobre todo no dar información a nadie.

Ninguna medida es mínima, prevenir es detectar el peligro, oler la amenaza, identificar al agresor antes de que actúe, estar siempre alertas, observar el entorno, no confiarse, no descuidarse, revisar el vehículo diariamente, monitorear las zonas, las redes sociales, conocer el índice de criminalidad del lugar donde se mueven, y finalmente observar, observar y observar recordando que el peligro puede estar en cualquier parte, sólo hay que buscarlo y evitarlo.

Quiero cerrar este artículo con las palabras de un libro que debería ser leído alguna vez por todas las personas que nos dedicamos a la seguridad. Sun Tzu en El Arte de la Guerra dijo:

“Si puedes recordar siempre el peligro cuando estás a salvo y el caos en tiempos de orden, permanece atento al peligro y al caos mientras no tengan todavía forma, y evítalos antes de que se presenten; ésta es la mejor estrategia de todas”.

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