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¿CÓMO FUNCIONA EL MONITOREO DE SISTEMAS DE VIGILANCIA?

El monitoreo de Sistemas de Vigilancia (SDV) es una función de Seguridad, cuyo indicador de efectividad más relevante es la precisión y rapidez con la que se active una respuesta pertinente para enfrentar condiciones de amenaza o riesgo que puedan surgir en un entorno de interés. Para tal efecto se necesita determinar, dentro de la dinámica funcional, los elementos que la puedan confundir y/o ralentizar, ya sea para eliminarlos o al menos reducirlos.
    El monitoreo de SDV consiste en la observación, por lo regular a distancia, de un entorno de interés por medios de tecnología, lo que implica la configuración de un binomio hombre-máquina, con el factor humano como el elemento consciente del sistema, responsable en última instancia del discernimiento y decisión. Ello en virtud de que la tecnología, por más sofisticada que sea, nunca podrá ir más allá de su diseño o su programación, ya que sólo el factor humano puede hacer frente a situaciones imprevistas. Por ello, el elemento fundamental del monitoreo de SDV es el desempeño del factor humano.
    El monitoreo de un SDV se ubica en el marco del Proceso de la Seguridad, que comprende una cadena de valor en que se integran las actividades de Captación, Detección, Alertamiento, Intervención (CDAI), en donde:

•    A través del SDV se captan datos de los hechos que ocurren en el entorno de interés.
•    A partir de los datos captados el factor humano, el monitorista, detecta el surgimiento de amenazas por medio de una valoración de lo mostrado por el SDV, y emite los alertamientos a las corporaciones de apoyo para su atención.
•    A su vez, a partir de los alertamientos emitidos, las corporaciones de apoyo intervienen para atender las amenazas reportadas.

    En este marco, la actividad toral es la Detección, para lo cual el factor humano se desempeña con una dinámica que se puede describir por el acrónimo DIDA, ya que integra la siguiente secuencia de acciones:

•    Detectar las condiciones presentes en un entorno físico de interés por medio de los sentidos.
•    Identificar la situación que existe o que puede surgir, a partir de lo que se ha detectado por medio de los sentidos, con base en un acervo disponible de conocimientos.
•    Decidir un curso de acción, o inacción, a seguir, derivado de una valoración acerca de lo que se ha identificado, a partir de una base de criterios.
•    Actuar de acuerdo con las decisiones tomadas y las capacidades disponibles, bajo la premisa de “hacer lo mejor que se puede con lo que se tiene”.

    Lo cual, aplicado a las labores de vigilancia, tanto para el análisis forense como para el monitoreo, se convierte en VIDA, ya que la Detección se realiza fundamentalmente de manera Visual, de tal suerte que dichas labores se pueden describir con el acrónimo ODA, ya que comprende el siguiente esquema de operación:

•    Observar, que corresponde a la combinación, a su vez, de dos acciones: Ver, es decir, captar los datos proyectados, y Valorar, es decir, evaluar lo que muestran dichos datos.
•    Decidir, si se ha determinado que en la situación detectada existe un riesgo, se debe decidir ¿qué hacer? o ¿qué NO hacer? ante ello.
•    Actuar, de acuerdo con lo que se haya decidido, ya sea hacer o no hacer.

    La mecánica que sigue el factor humano para ejecutar la labor de monitoreo se puede describir con el acrónimo VICD, ya que comprende lo siguiente:

•    Visualizar e Interpretar lo que representan los datos proyectados por el SDV.
•    Comparar las condiciones de la situación ocurrida contra un perfil de referentes previamente establecidos.
•    Determinar si la situación que ha ocurrido representa una condición de amenazas o riesgo que debe ser atendida.

    En ese contexto, la cuestión crucial es ejecutar esta mecánica con celeridad a fin de activar, con la mayor oportunidad, la respuesta pertinente para atender las condiciones de amenaza o riesgo detectadas y poder evitar, detener, reducir o incluso revertir los posibles daños.
    Para este propósito, los esfuerzos requeridos por parte del factor humano para realizar las labores de monitoreo comprenden lo siguiente:

•    Memorizar los medios de entrega a través de los que se proyectan los datos que corresponden a cada entorno bajo vigilancia, e identificar las condiciones de tiempo y lugar del entorno al que corresponde cada conjunto de datos proyectado.
•    Memorizar los perfiles de referentes y criterios de valoración aplicables a cada entorno bajo vigilancia, y seleccionar y aplicar el que corresponda al momento y circunstancias de dicha valoración.
•    Memorizar los procedimientos y protocolos aplicables a cada entorno bajo vigilancia, y seleccionar y activar el que corresponda a las condiciones presentes en la situación que ha ocurrido.

    La mayor carga de trabajo para el factor humano, incide en sus esfuerzos de memorización, que es un proceso cíclico de acopio, integración y actualización de referentes y criterios, cuya magnitud está determinada por el perfil de Diversidad, Complejidad y Heterogeneidad, o perfil DCH, de la dinámica en cada entorno bajo vigilancia. Asimismo, a mayor cantidad de alternativas, se puede inducir confusión en la selección entre dichas alternativas.

    El desconocimiento de la estructura y funcionalidad de estos lleva a un error muy común, suponer que se puede mejorar la efectividad de la vigilancia mediante el aumento de cámaras, lo que incrementa la captación, pero no la detección, que depende del factor humano, aún con recursos analíticos sustentados en inteligencia artificial, por limitaciones de diseño y programación, ya que se incrementa la dispersión, y se degrada, la atención del monitorista entre un mayor número de objetivos de observación, lo que repercute en los factores t1, t2 y t3.
    Por tanto, para mejorar la efectividad en el monitoreo de SDV, es más conveniente enfocarse en facilitar y agilizar la mecánica de ejecución en el factor humano por medio de programas, no sólo de capacitación, sino también de adiestramiento situacional periódico, con simulación de escenarios conformados con base en casos reales, complementados con herramientas de apoyo que reduzcan la incertidumbre, y si es posible releven de las cargas de trabajo mas rutinarias, como los esfuerzos de memorización (t2, t3 y t5), a fin de que el factor humano pueda concentrar su esfuerzo en lo de mayor valor, su capacidad racional, a los esfuerzos de identificación, selección, aplicación y activación, que permitan la mayor rapidez de respuesta ante amenazas y riesgos.

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